viernes, junio 16, 2006

Adolescencia y alcohol

Se tiende a pensar que el efecto del alcohol es menos peligroso que el de la "droga". Sin embargo, habría que aclarar que el "alcohol" es una droga. En un estudio hecho por el Conace se reporta que entre octavo y primero medio el 39,19% de los niños ha consumido alcohol en el último mes y que el 61,5% lo ha ingerido el último año. Estos datos concuerdan con los relatos de los niños de todos los medios sociales, que comentan que en las fiestas de curso muchos compañeros terminan borrachos.Cuando el consumir alcohol está socialmente aceptado, los adolescentes están en algún riesgo de caer en esta conducta, ya que reciben una fuerte presión social si no beben.El consumo excesivo tiene dolorosas consecuencias familiares, malos tratos, violencia, fracaso escolar, es por lo tanto necesario no minimizar el problema cuando un adolescente comienza a beber en forma excesiva. Intervenir a tiempo puede ser de la máxima importancia. El alcoholismo es causa importante de deterioro mental y físico.Hoy, uno de los factores de mayor riesgo lo constituye la pertenencia a grupo de amigos que lo consumen excesivamente. En la vertiente opuesta, la pertenencia a grupos con valores positivos, sean religiosos, artísticos o deportivos, es un factor protector.En la adolescencia, como la autoridad de los padres está cuestionada, en la búsqueda de autonomía del joven, aún necesita depender de alguien y por eso hay una dependencia excesiva de los iguales. Parece ser que para independizarse de los padres se requiere de una transición que supone aliarse y "segurizarse", con otros de la misma edad. Si el niño o la niña tiene un buen grupo de pertenencia, los riesgos disminuyen significativamente. Por ello preocuparse del desarrollo social de los hijos desde la infancia abriéndoles las puertas a los amigos, así como incentivarlos a participar en grupos es un factor protector.Curiosamente, se podría pensar que cuando un adolescente ha tenido problemas con el alcoholismo de algunos de sus padres, estará en una mejor posición para rechazar el consumo excesivo. Sin embargo no siempre es así, en parte por la predisposición genética, que puede pesar, como por la dificultad que tienen las familias con personas con adicción para poner un sistema de reglas y límites que actúen como contención.También un factor de riesgo personal muy importante que puede predisponer a su hijo al desarrollo de conductas adictivas es la baja autoestima: una persona que se valora poco, o se siente insuficientemente valorado por los otros, está más expuesta. Gregorio relata: "Siempre me he sentido inseguro, nunca pude rendir de acuerdo a lo que esperaban mis padres. Mis compañeros me encontraban nerd'. Cuando empecé a tomar, me sentí por primera vez desinhibido y contento en la relación social. Sin darme cuenta empecé a tomar todos los días. Bajé las notas, me quedaba dormido en clases y abandoné el atletismo, que era mi pasión. Por suerte un amigo se dio cuenta y me llevaron al doctor. Allí tomé conciencia de lo que estaba haciendo".El consumo de alcohol es un problema de la familia, pero es importante alertar también al colegio, ya que parte importante de la presión a tomar de los adolescentes viene de sus pares. Por ello la presencia de una política educativa de prevención en el contexto escolar es de la máxima significación y debe comenzar en forma temprana.
Neva Milicic. sicóloga (El Mercurio 20/6/06)