Cuidarse: para tomar en cuenta
Por Neva Milicic, sicóloga
Estar bien y cuidarse no es un acto egocéntrico, como suelen pensar algunas personas, es una actitud esencial para poder estar en condiciones de cuidar bien a otros.
Una persona podrá hacerse cargo y cuidar bien a los suyos, en la medida que está en un buen estado físico y mental. La educación de un niño es algo tan demandante de energía que si no se tiene la precaución de dedicar un tiempo al autocuidado, es altamente probable que los adultos a cargo se enfermen física o psíquicamente. La sobreexigencia conduce a la gente hacia un atasco, en que las personas se sienten tan atrapadas, que no se ven caminos y esta sensación de estar atrapada produce una baja en el sistema inmunológico, que conduce finalmente a que las personas se enfermen, o a estar muy irritables con los hijos.
Existe la creencia de que ser un buen padre o una buena madre es hacerlo todo por los hijos, sin delegar nada porque nadie podrá hacerlo tan bien como uno podría. Para estar en buenas condiciones es necesario tener espacios para la recuperación y el descanso, y por lo tanto delegar algunas tareas, aunque a lo mejor no queden tan bien realizadas como las haría usted. Pero recuerde que no es necesario, por ejemplo, que una cama esté perfectamente hecha, es más importante que usted esté de buen humor.
A veces la delegación será a otros adultos, pero otras veces consistirá en entregar la responsabilidad al niño, y así empezará a ser autónomo. Un adulto que delega alguna responsabilidad a un niño, lo fortalece en su sensación de competencia. Por supuesto que la responsabilidad tiene que ser adecuada al nivel de desarrollo del niño. Por ejemplo, cuando usted les entrega a sus hijos la responsabilidad de poner la ropa sucia en un canasto o dejar sus útiles ordenados, no sólo les está enseñando a ser autosuficientes, sino que está liberando energía suya para otras labores y disminuyendo su sensación de agotamiento.
Tener espacio para cuidarse es muy complejo, porque supone una capacidad de planificar, para optimizar el uso de recursos, y quede algo de tiempo libre para usted.
Hay que contar en esta planificación, además, con los imprevistos que suponen los cuidados de los niños cuando se enferman, la vida social infantil y las demandas de los colegios. Ciertamente en ese contexto no esfácil dejarse un espacio para el autocuidado, pero es necesario tener una conciencia clara de que cuidarse no es un lujo, sino que es una necesidad si queremos mantenernos razonablemente sanos(as) para poder cuidar bien de los hijos.
Es importante aprender a escucharnos y a escuchar el cuerpo, a veces cuando la carga es muy pesada el cuerpo se resiente y empieza a dar señales. Esté abierto(a) a procesar estas señales y hacer cambios que permitan recuperarnos. No oírlo puede tener graves consecuencias.
Si usted insiste en seguir actuando a pesar de la fatiga, se expone a un accidente. A veces quienes nos quieren y nos rodean, y que conocen nuestras características personales y el funcionar de nuestra familia, pueden entregarnos una mirada más objetiva. Esta mirada nos puede dar pistas acerca de cómo organizarnos mejor y cómo incluir en la sobrecargada agenda personal de los padres, tiempo y actividades para cuidarse y para desarrollarse en el plano personal.
Unos padres contentos y que se sienten bien, son un buen regalo para sus hijos y, por cierto, usted merece preocuparse por usted mismo y no postergar siempre sus necesidades al último lugar de la lista.
Evalúe qué lo hace crecer y qué lo pone bien, y póngalo en práctica.
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