La meditación
NEVA MILICIC sicóloga
Actualmente, en prestigiosos centros de tratamiento europeos y americanos de problemas físicos y sicológicos se están utilizando técnicas orientales. Entre ellas, resalto la meditación, que es un espacio que supone silencio y conexión consigo mismo. Cuando las personas meditan están en una actitud abierta, y por lo tanto, su mente está conectada con sus recursos internos. Cuando una mamá, por ejemplo, se sienta con sus hijos para contarles un cuento y previamente dice: "Quedémonos bien callados un momento y respiremos profundamente, escuchando cómo respiramos", está haciendo un importante trabajo de crecimiento emocional de los niños. En los estados de silencio es posible darse cuenta, sin ninguna necesidad de análisis, qué es lo que se siente.
En nuestra sociedad es poco frecuente que los niños y adultos tengan tiempo para el silencio y espacios de meditación. Muy rápidamente los niños quieren desconectarse de sí mismos, especialmente si están con dificultades, y comenzar de inmediato a hacer algo o conversar. Pero en los niños bastan unos pocos minutos para que estos momentos de tranquilidad les den una comprensión sobre sí mismos.
Cuando la reflexión y la meditación, aunque sea por breves momentos, se hacen parte de una forma de vida en los niños, ellos podrán tener mayores experiencias de iluminación y serán más sensibles a sus necesidades y a las de los otros.
La meditación es una actitud educativa, que muchas veces está ligada a prácticas religiosas, pero no tendría por qué estar circunscrita a las personas que tienen fe. La formación moral de un niño necesita incluir períodos de reflexión sobre sí mismo y sobre el impacto de su conducta sobre él o los otros. Comentarios como: "Escucha el sonido de la lluvia para conectarte con lo que sientes", harán evolucionar al niño hacia una actitud de sabiduría que proviene de sus recursos internos. Meditar genera un espacio que implica además valorar el mundo interno de los niños, creer que tienen recursos internos a través de los cuales pueden acudir para crecer.
La presión que nuestros niños reciben cada día para hacer muchas cosas y muy velozmente, los lleva con mucha frecuencia a una actitud de desvinculación de sus sentimientos y de su experiencia. Esta desconexión tiene implicaciones negativas para su salud; viven estresados, a veces sin siquiera saberlo. Hay que ayudarlos a recuperar su capacidad de conexión con la vida, a vivir más pacíficamente, a enseñarles a hacer nada por unos minutos para estar en contacto consigo mismo.
Escuchar música en silencio con los ojos cerrados es una práctica de los colegios Montessori y que puede ser una fácil manera de enseñarles a meditar. Recuerde que darles la oportunidad de aprender a estar en silencio consigo mismos puede ser un buen regalo para sus hijos, que mejorará significativamente su calidad de vida y además usted tendrá la ventaja de tener niños más tranquilos y reflexivos.
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