martes, abril 29, 2008

La Lata

Por Paula Serrano sicóloga
La palabra lata ha reemplazado en nuestro vocabulario chilensis a un gran número de emociones. Dicen los expertos que si uno no tiene la distinción de una emoción se hace muy difícil cambiarla, porque si no la reconocemos, mal podremos batallar contra ella. Los jóvenes son los más difíciles cuando se trata de la lata. Es lata la pena. "Me dio ene lata que se fuera. Fue tan de repente". Es lata la rabia: "Me dio mucha lata que me insultara delante de todos". Es lata la envidia: "Me da lata que él las tenga todas sin ningún mérito". Es lata el miedo: "Me dio mucha lata que me pidieran hacer una cosa que no he hecho jamás". Es lata el maltrato: "Me da lata que mi papá me pegara cuando repetí curso". Es lata el abuso: "Cómo no me va a dar lata que manosee en el bus así no más". Es lata la depresión: "Me da lata no tener ganas de levantarme". Es lata todo lo que no es feliz, todo lo negativo. Podría ayudar si los padres suprimieran la lata del vocabulario habitual en sus conversaciones con sus hijos. La lata es aburrimiento, y nada más que eso. Entonces seamos rigurosos. No por un amor loco a la Academia de la Lengua, sino porque si los niños no pueden describir lo que pasan, los padres menos, y cuando los padres no entienden, exageran, minimizan o proyectan sus propias infancias y el niño se queda solo. Hay demasiados lugares comunes rondando la vida familiar. Y pocas veces tenemos el tiempo y el respeto para diagnosticar lo que sienten nuestros hijos. El lenguaje es la única forma de comunicación precisa que tenemos los seres humanos. El otro lenguaje, el no verbal, es más emocional y está sujeto a mayores interpretaciones, por lo tanto a veces ayudar a los niños a hacer distinciones de lenguaje es una ayuda a ellos y a la relación con ellos. La palabra lata nos saca de apuro a todos, pero también nos esconde, nos defiende, nos hace poco honestos, nos ayuda a trivializar. La vida es muy compleja, la personal, la nacional, la pública y la financiera. Mejor aprender desde chicos que la rabia es rabia y que se comunica como tal, y que el miedo es duro de sentir y difícil de compartir, pero indispensable de reconocer si queremos cuidarnos. Sería un aporte a las personas, a las familias y al país. A la política del futuro... también.

Los conflictos post divorcio

Por Neva Milicic sicóloga
El divorcio es una crisis de tal magnitud que, especialmente en la primera etapa, produce una situación de tensión que sobrepasa casi siempre los recursos emocionales de la pareja. Los padres, al estar sobrepasados, pueden herir involuntariamente muchísimo a sus hijos. Cuando entran en un espiral recíproco de violencia, muchas veces dañan a los niños con consecuencias impredecibles. La mayoría de los padres revela en forma casi impecable a sus hijos que han decidido divorciarse. Habitualmente, han consultado a expertos, leído material sobre el tema y se han preocupado de producir el menor daño posible. Los padres suelen sentirse muy "aliviados" con el haber informado a los hijos, y no toman conciencia de que allí comienza el problema para ellos, quienes tienen que elaborar la idea de que ya no serán la misma familia y asumir la pérdida que significa que se vaya uno de sus padres, generalmente el papá. Pero muchas parejas cuando ya informaron a sus hijos, sienten que han cumplido con su tarea y se dedican a negociar las múltiples situaciones problemáticas que suceden en la primera etapa de un divorcio, como son las pensiones, el repartir las propiedades, las responsabilidades sobre los niños. Les viene una especie de amnesia de lo que sucede con los hijos y no procesan que ellos están viviendo una crisis muy dolorosa. Una queja muy frecuente de los niños es "Los papás nos dijeron que se separaban para que no los viéramos pelear, y resulta que ahora pelean más que antes". Otro reclamo frecuente: "El papá dijo que siempre iba a estar disponible para mí y apenas se fue de la casa, se fue de viaje"; "La mamá empezó a trabajar más horas y ya casi no la vemos" De las cosas más dolorosas que les pueden suceder a los niños es ver y sentir la descalificación de los padres entre ellos. Este error se pagará caro especialmente en la adolescencia, porque padres deslegitimados no serán jamás una autoridad con los hijos. Ciertamente que empatizo con las penas y rabias de los padres, pero vuelquen esos problemas en un proceso terapéutico o con sus amigos, y cuiden a sus hijos. Eviten caer en una espiral agresiva. Asistan a un proceso de mediación para el divorcio para dirimir los conflictos. Tengan la sensatez, la altura de miras y el autocontrol de no hablar mal "del padre" ni "de la madre" de sus hijos. No les prometan a los niños cosas que no podrán cumplir; los defraudan y pierden credibilidad. Denles un modelo pacífico de resolución de conflicto. Demuéstrenles a través de su autocontrol ¡cómo y cuánto los quieren!

martes, abril 22, 2008

Disminuir los temores

Por Neva Milicic sicóloga
La tarea de los padres es minimizar los miedos. Es imposible y no sería sabio anularlos, en la medida que constituyen una protección frente a los riesgos. El niño debe aprender a actuar con serenidad y a discriminar lo peligroso de lo que no lo es. Cuando los niños son pequeños experimentan un miedo normal a separarse de sus padres o de las personas que los cuidan, pero a medida que van creciendo comienzan a atreverse a explorar situaciones nuevas, no necesariamente con la compañía de sus padres. Si bien es necesario proteger a los niños de los peligros externos, a veces los miedos patológicos se originan en una actitud sobreprotectora, en que se les transmite la imagen de un mundo muy amenazante. Otras veces los miedos se originan por formas equivocadas de establecer la disciplina y de manejar situaciones límites. Por ejemplo cuando un niño pequeño no se quiere volver de un paseo, existe la tentación de amenazarlo y decirle que si vienen los perros, nadie lo podrá defender. El objetivo de los adultos no es sembrar el terror al abandono en la mente infantil, o a los perros, pero después no es de extrañar que el niño o la niña les tenga miedo. En general, es conveniente no utilizar demasiadas amenazas y menos que ellas sean tan terroríficas, que inunden la fantasía del niño o la niña con sentimientos de desprotección. En este sentido no es aconsejable dejar que los miedos se consoliden, por normales que parezcan; si permanecen mucho tiempo présteles atención, para evitar que se transformen en una conducta fóbica. Hay que darse el tiempo de escuchar a los niños y dejar que expresen los miedos y convencerlos de que si bien muchas personas tienen miedo, es necesario aprender a manejarlos. Hay niños que por temperamento, tienden a desarrollar más miedos, lo que se relaciona con su capacidad de anticipar riesgos y con la sensibilidad. Con los niños sensibles, es necesario cuidar la exposición a la televisión y dosificar las imágenes terroríficas de los cuentos, ayudándoles a distinguir la realidad de la fantasía, para que controlen sus miedos sin que la ansiedad limite sus posibilidades a enfrentar la realidad; así podrán ser valientes y luchar por lo que quieren lograr.

martes, abril 15, 2008

Aprender a perdonar

por Neva Milicic sicóloga
En muchas ocasiones, en el transcurso de nuestra vida, habrá personas que actuarán en forma que estimaremos poco justa con nosotros, o que cometerán errores voluntaria o involuntariamente, que nos causarán daños de diversa magnitud. Y ciertamente es normal y deseable reaccionar a estas situaciones. Pero quedarse pegado en ellas es dañino para la estabilidad emocional y para las relaciones con el mundo externo. Hay que aprender a perdonar, no sólo por el bien de los otros que son los eventuales agresores, sino que por el bienestar personal, ya que es muy desgastante y desenergizante acumular resentimientos. Quedarse "pegado" en estos temas no favorece el crecimiento personal. No necesariamente hay que olvidar lo sucedido, pero no hacer que esa rabia que produce la injusticia o el daño recibido se transforme en el único motivo de vida o en una preocupación central que nos disminuya la alegría de vivir. Cuando el daño recibido es muy grande, a veces hay que aprender a vivir con ello. En la medida de lo posible es deseable aclarar lo sucedido con la persona que le ha hecho daño y ver cuáles son las reparaciones posibles. Perdonar no es dejar impune las faltas cometidas, sino que aceptar las disculpas y escuchar las razones de la persona que nos hirió. Si la ofensa no es muy grave, ver qué se aprendió de esa experiencia, puede ser un mecanismo reparador. Reconocer que habrá muchas ocasiones en que también nosotros vamos a tener que ser perdonados nos hará más tolerantes. Por lo tanto, un niño que aprende a asumir una actitud de tolerancia y perdón, podrá reestructurar más rápido sus relaciones después de un conflicto. Los niños aprenden a perdonar observando la actitud con que sus padres enfrentan los errores y las equivocaciones de sus hijos y de otras personas. Si ven en ellos unos jueces implacables, descontrolados y que están constantemente echando en cara los errores cometidos con anterioridad, difícilmente podrán aprender a perdonar. Frente a los errores de los hijos, es necesario entender por qué los cometieron y ayudarlos amorosamente a encontrar el camino correcto. Un niño que no es perdonado por sus padres difícilmente se perdonará a sí mismo, y las personas que no aprenden a perdonarse pueden caer fácilmente en actitudes autodestructivas. La capacidad de perdonar es un don, pero también puede aprenderse, y es un aprendizaje que hará que sus hijos sean mejores personas y sin duda más felices.

martes, abril 08, 2008

Nunca me obedeces

Por Neva Milicic Psicóloga
La teoría del análisis transaccional plantea que entre las palabras que no deberían usarse, en las relaciones interpersonales, porque son muy dañinas para la relación, está la palabra “nunca”.
Tuve la tentación de empezar esta columna escribiendo: “Nunca diga nunca”. Así de arraigado se encuentra este concepto en nuestro lenguaje cotidiano, donde se usa como una forma de enfatizar los conceptos.
¿Y cuál sería la razón por la cual esta palabra no debería usarse, al momento de intentar educar a los niños?
Quizás la primera razón y la más fuerte es que habitualmente es una mentira, porque cuando uno dice “nunca me obedeces”, está negando las muchas veces que su hijo le obedeció.
El otro día me tocó observar cómo el papá de Martina, que es cariñoso y muy preocupado y que tiene una excelente comunicación con su hija, le decía con mucha rabia, frente a una desobediencia de la niña, que por cierto era peligrosa para su seguridad física: “Tú nunca me obedeces”.
Ciertamente la niña merecía una sanción y es perfectamente comprensible que el padre ante el peligro que corrió la niña, se exasperara y perdiera el control.
Sin embargo vamos a usar este ejemplo para analizar cuáles son los riesgos de usar con frecuencia la palabra NUNCA.
Como se decía más arriba, claramente está faltando a la verdad. En muchas ocasiones su hijo o hija la obedece, y seguramente en muchas otras no toma en cuenta lo que usted le pide y hace lo que le parece.
Cuando en esas ocasiones que el niño claramente le desobedece, usted al generalizar usando “el nunca” le está haciendo una especie de declaración de incompetencia. Ésta es, por cierto, una segunda y poderosa razón para no utilizar este término al menos en el contexto de querer educarlo.
Declararse incompetente como padre es perder autoridad frente a los niños. Si usted asume frente al niño o la niña, la posición de que no logra controlarlo(a), la percepción interna del niño sobre su autoridad se verá muy mermada y así es altamente probable que le vuelva a desobedecer.
La tercera razón, para utilizar la palabra nunca en un contexto negativo, es el valor de programación que tiene para la formación de la imagen personal.
Volviendo al caso de Mariana, es posible que la niña interiorice esta palabra en su autoconcepto, sobre todo si se le dice con frecuencia que es desobediente, porque durante la infancia los niños son muy vulnerables a lo que las personas tan significativas para su desarrollo emocional, como son sus padres, siembran en su imagen personal.
La estrategia que habría que usar con Martina es justamente la opuesta, prestar atención a las veces cuando obedece y decirle: “Qué obediente eres o cuando te pido algo, lo haces. Que obediente eres”, o otras expresiones que reflejen una imagen positiva de la niña.
Está bien preocuparse porque a Martina le cuesta obedecer, pero hay que tener cuidado de no programar niños demasiado sumiso con los adultos. Los niños tienen que tener la posibilidad de desobedecer, lo que no les parece razonable. Usted estará de acuerdo que si a un niño le proponen algo deshonesto, tiene que tener la posibilidad de decir que no, aunque sea un adulto de la familia el que se lo propone.
Y una última razón para no usar el nunca, es que muchas veces es muy descalificador de lo que los niños y las personas hacen, provocando mucha rabia en las personas que lo reciben. Recuerde usted cómo se siente cuando le han dicho: “Tú nunca me escuchas”. Utilizar palabras que cuantifican negativamente la relación es peligrosa. En la medida de lo posible, utilice palabras más relativas como “con frecuencia” o “muchas veces”. Será más efectivo y no dañará la relación.

sábado, abril 05, 2008

"Populares" versus "Rechas"

ISIDORA MENA Académica Escuela de Psicología
En la micropolítica de los cursos escolares se acuñó el término "populares" para el grupito de estudiantes socialmente más exitoso. Éstos -en condiciones de débil intervención formativa-, suelen comportarse mafiosamente respecto del grupo de los "recha", los rechazados por tener menos habilidades sociales, con otra madurez. Opera aquí la ley de la selva, reproduciéndose el peor de los comportamientos mafiosos de la sociedad más amplia."Las populares saltan alrededor nuestro cantando 'looser, looser, double looser' ". "En nuestro caso las 'recha' somos más mateas, hablamos sin groserías... a veces un poco competitivas". "Los 'recha' son los típicos 'nerds' muertos de susto, llorones y mamones". "Las populares nos tienen envidia porque tenemos familias que nos cuidan más (quizás demasiado)..., mientras sus papás no están ni ahí". "En mi curso los 'recha' son los que tienen menos recursos y son flojos... como que no cachan". "Yo soy recha porque todavía me gustan los juegos infantiles, me latean las fiestas". ¿Sirve tanto exigir a los colegios sólo buenos resultados académicos, sin formación para aprender a ser respetuoso, solidario y con habilidades socioafectivas? No podemos avanzar como sociedad con exitosos engreídos, mafiosos, ocupados de sus intereses personales más que del bien común, tímidos resentidos. El colegio puede ser un gran socializador o bien una instancia reproductora del comportamiento de la sociedad. Hoy, cuando los medios insisten en mostrarnos tan mal comportamiento adulto, debemos duplicar los esfuerzos formativos en los colegios. Conversemos con los hijos escolares acerca de sus grupos y el comportamiento que tiene con los otros. Formémoslos en el valor de los cursos cooperadores, expliquemos el porqué de la importancia de ayudar solidariamente a los más débiles. Demostremos el gran daño que pueden causar a sí mismo y a los demás las conductas de rechazo, de engreimiento, de competividad. Enseñémosles a ver que su comportamiento "hace sociedad". "Las populares saltan alrededor nuestro cantando 'looser, looser, double looser' "

miércoles, abril 02, 2008

La empatía y la compasión

Por Neva Milicic sicóloga
Que la empatía es la piedra angular de la inteligencia emocional fue planteado por Goleman en su obra que ha sido un best seller, "La inteligencia emocional". Esta habilidad del dominio interpersonal es la quenos permite conectarnos y entender emocionalmente lo que está sintiendo y pensando la persona que está al frente. La Real Academia Española define la empatía como la "identificación mentalde un sujeto, con el estado de ánimo del otro". La falta de empatía y por ende de la compasión produce graves alteraciones en la convivencia social, ya que las personas que son poco empáticas, además de ser poco aceptadas socialmente, pueden hacer mucho daño porque no se conectan con el sufrimiento de los otros, como sucede en el hostigamiento escolar. En la novela "Historia del rey transparente", Nyneve, una de las protagonistas, explica que la compasión es una de las formas de empatía. Ella dice: "Compasión. Que, como sabes, es la capacidad de meterse en el pellejo del prójimo y de sentir con el otro lo que él siente". Y a la pregunta del personaje central, Leola: '¿Por qué dices que es la mejor palabra?', ella responde: "Porque es la única de las grandes palabras por la que no se hiere, no se tortura, no se apresa y no se mata. Antes, por el contrario, evita todo esto. Hay otras palabras muy bellas como amor, libertad, honor, justicia. Pero todas ellas, absolutamente todas, pueden ser manipuladas, pueden ser utilizadas como arma arrojadiza y causar víctimas. Por amor a su Dios encienden las cruzadas las piras, y por aberrante amormatan los amantes celosos a sus amadas... Sólo la compasión impide estos excesos, es una idea que no puede imponerse, te obliga a hacer justamente lo contrario, te obliga a acercarte a los demás, a sentirlos y entenderlos. La compasión es el núcleo de lo mejor que somos". Me he permitido una cita tan larga, ya que estimo que la escritora Rosa Montero ha definido en forma magistral la relevancia de la compasión, que es una forma superior de la empatía ya que la eleva a la altura de una virtud. Una virtud que es necesario sembrar en nuestros hijos, si queremos que ellos sean un aporte a una sociedad más justa y en que las personas puedan conectarse emocionalmente. En una época donde el hostigamiento entre iguales es un tema que está afectando en forma tan dramática a nuestros niños, no está demás pensar: ¿cómo ayudarlos a ser más empáticos? La primera respuesta que surge a esta pregunta es bastante obvia: practicarla con los hijos. Algunas sugerencias para lograrlo son: Conéctarse empáticamente con los hijos es escucharlos desde lo que sienten y desde lo que les pasa, más que desde lo que usted cree que deberían sentir o hacer.- Pregunte con frecuencia: ¿Qué estará sintiendo esta persona ante este problema?- Comente sobre las probables emociones de los otros. Me imagino lo difícil que será para tu amigo esa situación.- Escúchelo cuando esté en conflicto, atendiendo a sus razones y no sólo trate de convencerlo, de esa forma por modelo aprenderá a escuchar lo que los otros le dicen.- No se burle de la manera de pensar ni de sentir de nadie, trate de entender por qué puede sentir así. Recuerde que es muy sabia la cita de 'Historia del rey transparente' que dice: "La compasión es el núcleo de lo mejor que somos".