martes, julio 11, 2006

¿Qué hacer con la TV?

por Neva Milicic sicóloga (El Mercurio 11/7/06)

La televisión tiene un profundo impacto en la definición de la identidad de los niños, ya que promueve determinados modelos en forma reiterativa. La infancia es una etapa de alta vulnerabilidad, ya que los niños no han desarrollado una conciencia crítica, y se encuentran en un período especialmente significativo para la formación de su personalidad y de sus valores. Sin intencionalidad educativa, si no más bien con el interés primordial de conseguir más audiencia, los contenidos y valores o antivalores entregados por los medios se van imponiendo en la mente de los niños y los adolescentes.
En la medida en que la televisión aporta los temas de conversación preferidos en el grupo de iguales, no se trata simplemente de proscribirla, ya que los niños que no ven televisión corren el riesgo de quedar fuera de los temas que comparten sus compañeros. Particularmente para los niños tímidos, no poder opinar sobre los programas puede hacerlos sentirse más excluidos.
Para neutralizar o matizar los conceptos que están adquiriendo a través de la televisión es recomendable ver al menos algunos de los episodios de los programas favoritos de los hijos. En forma casual incluir algunos de los contenidos en las conversaciones familiares, analizándolos críticamente. Ver la TV en familia, además de acercar a los padres a los intereses de los hijos, se ha comprobado que disminuye en forma importante los efectos nocivos de la TV.
Se ha dicho que la televisión constituye el nuevo currículo social. Se calcula que las personas utilizan la mitad de su tiempo de ocio en ver televisión, y constituye, especialmente para los niños y los jóvenes, un espacio compartido de información.
Pero es necesario equilibrar y triangular los contenidos virtuales con los contenidos reales. Por ejemplo, con comentarios como: "Nunca tan ingenuo" o "Sólo en la tele pasan esas cosas". Está demostrado que aquellos niños cuya vida real es más pobre sufren con más intensidad la influencia de los contenidos televisivos que los niños que tienen una vida real más variada en experiencia y cultura, por lo que asumen los contenidos de forma más matizada. La tarea de los padres es, por lo tanto, hacer una agenda de entretención y cultura lo más enriquecedora posible.
Uno de los temas más complejos en la televisión, como medio de entretención, lo constituye el hecho de que como lo normal no vende, lo que se presenta es lo poco corriente, lo excesivo (mucha riqueza, mucho erotismo, mucha violencia). Los niños se quedan con esa imagen del mundo, por lo cual sus propias vidas pueden parecerles muy grises, y por lo mismo caer en busca de sensaciones peligrosas a través del alcohol y la droga. Es necesario hacer conciencia en los jóvenes de lo irreal del mundo de la televisión. El gran desafío para los padres es limitar el consumo televisivo, estar atentos a los programas que ven y acompañarlos algunas veces entregando una visión crítica de lo que están viendo.