lunes, noviembre 13, 2006

El respeto se enseña con el ejemplo

por Isidora Mena. Académica de la Escuela de Psicología PUC

Muchos adultos se quejan de una juventud poco respetuosa, indisciplinada e irresponsable. Se culpa a la TV; a los derechos del niño, que definen pocas responsabilidades; a la psicología, que satanizó el castigo; al poco tiempo de las madres con los hijos, a la educación de los colegios... Culpas de las que nadie se responsabiliza. Al mirar la situación desde lejos, se ve que existe un problema en la interacción de los adultos con los jóvenes y niños. Los primeros tienden a combinar una conducta autoritaria-castigadora, con una paternalista-sobreprotectora-permisiva, unión fatal que infantiliza y forma niños y jóvenes con rabia, irresponsables, con poco control de impulsos y fuerza de voluntad, y sin autodisciplina.
Ante esta realidad, resulta esperable, por parte de los más jóvenes, una reacción irrespetuosa, agresiva e irresponsable, a la que, por lo general, los adultos no saben cómo responder y optan por retirarse indignados.
En Chile la relación con los más chicos se caracteriza por ser más autoritaria e infantilizadora que en otros países. Por eso el desafío es aprender a relacionarnos con más horizontalidad y exigencia con nuestros niños y niñas.
Menos castigos y más responsabilidades..
  • No hacerles las tareas, pero atender mejor su vida escolar.
  • Menos sermones y más conversaciones.
  • Menos hacerle la cama y lavarle el plato, pero que su palabra y opinión valgan.

Se trata de respeto y colaboración mutua. Niños y jóvenes respetuosos, responsables y con voluntad para hacer su proyecto de vida tienen valores que los adultos debemos cultivar responsablemente.

Y esto se logra a través de la relación que establezcamos con ellos: respetuosa, horizontal, exigente y cariñosa.

Parece obvio, pero no son las actitudes que vemos en la mayoría de los adultos.

Por eso debemos aprender a reconocer nuestras conductas autoritarias, que por lo general pasan totalmente inadvertidas. Existe un problema en la interacción de los adultos con los jóvenes y niños.