miércoles, noviembre 21, 2007

Aprender a conocerse

Por NEVA MILICIC, sicóloga
Una de las dimensiones de la inteligencia emocional, tiene que ver con conocerse a sí mismo, con volver la mirada a lo que nos sucede en el interior. Volver la mirada hacia adentro es aprender a recuperar los recursos internos de cada cual, para lograr caminar en la dirección correcta y tomar el timón del propio destino. Conectarse con los estados mentales es una garantía para tener un crecimiento personal, que esté basado en las propias fortalezas y que es consciente a las propias dificultades. Es permitir aprender a pensar y a pensarse. El pensarse es un camino hacia la salud, planteaba en una entrevista Adriana Schnake, porque contribuye al equilibrio, al permitir conectarse con lo más esencial de sí mismo. Ella plantea que la depresión, el cáncer y las enfermedades cardio–vasculares aumentan, debido a una tendencia a vivir en una forma algo maníaca. En este estado, las personas, y los niños no son una excepción, creen que pueden hacerlo todo y ser autosuficientes, y como ello no es así, al aparecer los límites y percibir lo que no se puede hacer, viene la depresión. Una de las formas que ayuda a la conexión consigo mismo es el espacio de silencio, como forma de conexión.Preguntarles qué es lo que les gusta, cuáles son sus fantasías, sus sueños, cómo imaginan su futuro; el contacto con la naturaleza y lo trascendente, también ayuda a que los niños vayan creando sus propios caminos. Mirarse a sí mismo es ayudar a autocomprenderse, desde una cosmovisión que es propia y que debe ser adecuada en cada etapa de desarrollo. En esa mirada única, el niño o la niña aprenden a mirar de nuevo y redescubrir lo que quieren hacer. En este encuentro consigo mismo, el niño repiensa sus vínculos y sus "sí mismos posibles", es decir, cómo se ve en el futuro. Un ejemplo de ello es una niñita que asistía a un grupo de desarrollo emocional para niños y niñas, entre ocho y diez años, y que siempre había querido ser veterinaria, porque le gustaban mucho los animales. Pero luego le comentó a su mamá que ahora había decidido que cuando grande sería psicóloga. Ella basaba su cambio de decisión en la percepción de que las psicólogas lo pasaban bien trabajando, porque jugaban con los niños.Pero esta reflexión también es producto de cómo ella progresa, en disfrutar el trabajar cooperativamente a través del juego con otros niños, y valorar el leguaje como una forma de vincularse con otros y ayudarlos en esta vinculación. Independiente de que esta niñita sea, en el futuro, veterinaria, psicóloga o astrónoma, la capacidad de pensarse a sí mismo en el largo plazo, se dice que es un importante signo de salud emocional, sobre todo porque significa comprender que es una elección que determina en forma importante el desarrollo personal futuro. La tarea de los padres no es mostrarles a los niños quiénes son, sino que más bien darles oportunidades para pensarse, para explorarse, para explorar posibilidades y ponerles a disposición modelos, que los ayuden a la tarea de definir una identidad que se base en el autoconocimiento.