Libro recién lanzado en EE.UU.:
Las 10 causas de mayor infelicidad infantil
El libro del psicólogo Kenneth Condrell, "El Niño Infeliz", describe factores que dañan la felicidad entre los 3 y 17 años.
Para el experto, la mayoría de los padres desconocen los motivos de infelicidad de sus hijos. "Por eso, decidí investigar esas razones y cómo ayudarlos", dijo a "El Mercurio".
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Pamela Elgueda y Paula Leighton
Divorcio conflictivo
Pedir a los hijos que tomen partido por su padre o su madre tras un divorcio hace que el propio niño se sienta forzado a "divorciarse" de uno de sus padres.
Tomar conciencia
Según el psicólogo Kenneth Condrell, lo importante es que los padres que están en proceso de divorcio o separación tomen conciencia de que es el vínculo entre ellos el que está terminando y que en esto no corresponde hacer que los hijos crean que uno de ellos es bueno y el otro es malo. "Para los hijos, su papá y su mamá son lo único que tienen. Echarles a perder ese vínculo es una experiencia terrible y una importante causa de infelicidad", advierte el autor.
María Olga Herreros, psicóloga infanto-juvenil y académica de la U. Andrés Bello, aclara que "a veces el divorcio puede ser un alivio para los niños que han vivido en medio de constantes peleas o agresiones". Por eso, se debe impedir seguir exponiéndolos a más conflictos, pues esto hará que su sufrimiento se perpetúe incluso después de la separación.
Sensación de fracaso
Especialmente cuando los niños tienen mal rendimiento académico sienten que son un fracaso, que no son capaces de alcanzar logros por sí mismos.
Reforzar
Si los padres tienen un hijo para el cual los logros escolares son bajos, Condrell recomienda inscribirlos en alguna actividad extraprogramática que los motive, como un deporte, o un taller artístico o de danza. "Los niños necesitan realizar una actividad que los estimule, en la que se sientan realmente buenos y puedan descubrir su talento, y eso no necesariamente tiene que ver con sacar las mejores notas o ser bueno para las matemáticas".
Padres deprimidos
Cuando el padre o la madre son depresivos no tienen ánimo para jugar o pasar tiempo con sus hijos, por lo que frecuentemente éstos no se sienten muy queridos por él o ella, o se culpan por su tristeza.
Desculpabilizar
"Lo más importante es hablar con el niño diciéndole claramente: 'Tengo un problema y estoy buscando ayuda, pero quiero que sepas que no es tu culpa'. Este mensaje hay que repetirlo muchas veces", enfatiza Condrell. El psicólogo sugiere que el padre afectado haga un esfuerzo para al menos una vez por semana realizar una actividad entretenida con sus hijos, como llevarlos de paseo, salir a tomarse un helado o pasar una tarde en un parque.
Crueldad en el colegio
La crueldad o el matonaje persistentes del que son víctimas algunos niños en el colegio terminan por socavar su autoestima y hacer que no se sientan merecedores de valoración.
Pedir ayuda
Aunque por muchos años los adultos han considerado como "normal" la crueldad infantil, hoy existe amplia evidencia del daño emocional y social que esto causa en la víctima. Un estudio reciente hecho en colegios de Santiago y Concepción indica que el 54,7% de los alumnos de entre 11 y 17 años declaró haber sido víctima de matonaje de parte de compañeros de colegio al menos una vez en los últimos seis meses. En muchos colegios existe conciencia de este problema y se han tomado medidas para evitarlo o manejar estas situaciones. Condrell recomienda que si un hijo está viviendo esta situación, "los padres se acerquen al director o profesor jefe y denuncien el problema, para buscar de manera conjunta una solución". Ésta muchas veces consiste en trabajar en conjunto con los dos involucrados.
Familias ensambladas
El problema no es que se junten dos familias distintas, sino que los niños no se sientan cómodos con la nueva pareja del papá o la mamá. También puede haber problemas cuando en la misma casa se aplican reglas distintas para los hijos de cada uno.
Construcción
El autor sugiere salir solos con el o los hijos de la nueva pareja, para ir construyendo una relación. Además, se deben establecer reglas iguales para todos los hijos de la nueva familia.
Peleas frente al hijo
Que los padres discutan de vez en cuando es normal. Pero cuando las peleas son constantes y muy agresivas provocan mucho miedo e inestabilidad en los niños, porque no saben cuándo comenzará la próxima pelea. "Los niños están tristes, porque no observan relaciones cariñosas dentro de la familia", dice la psicóloga infanto-juvenil Lorena Bravo. Muchas de estas peleas, agrega Condrell, se pueden reducir transando y cediendo.
Paridad
Para reducir las peleas, el psicólogo sugiere cambiar dos motivos de conflictos típicos de hombres y mujeres: "El hombre debe compartir las tareas domésticas y de crianza con la mujer. Y ellas deben aceptar que 'su' manera de hacer las cosas no es siempre la única". Si alguna vez hay algo que quieren discutir y los niños están presentes, es bueno tener alguna seña para ir donde puedan conversar en privado.
Favoritismo parental
No es inusual que los padres favorezcan más a un hijo que a otro, apunta Condrell. Pero el menos apreciado siente permanentemente que no cumple con las expectativas que los padres tienen de él, acota la psicóloga María Olga Herreros.
Equilibrio
Hay que preguntarse cuáles son las fortalezas del hijo al que no se está favoreciendo o con el que no existe cercanía. Pedirles al profesor y a otros parientes que enumeren esas características especiales puede ayudar a objetivarlas. Y, también, abrirse a reconocer aspectos del hijo favorito que no son tan buenos, "porque de esa manera se establece un cierto equilibrio", propone el autor.
Falta de límites
Los padres no pueden decir "no", les cuesta darse cuenta de que una conducta de su hijo está molestando a otros o permanecer firmes si una negativa causa frustración al niño. "Los límites deben ser claros y precisos. Porque si no, el niño se siente inseguro e inestable", dice Lorena Bravo. "Cuando eres permisivo no estás preparando a tu hijo para el mundo real", acota Condrell.
Firmeza
Se debe hacer un esfuerzo por establecer reglas y demostrar que violarlas tiene una consecuencia. Hay que mantenerse firme en el cumplimiento de tareas como el orden de la pieza, las tareas y los horarios. "Lo importante de las reglas es que los niños vean que los padres las respetan", dice el psicólogo.
Hermanos abusadores
Suele iniciarse cuando llega un nuevo hijo y el que hasta ese momento era único no lo quiere, por lo que cada vez que pueda será odioso con el más chico. El problema es que si eso se mantiene en el tiempo, el menor se convierte en una víctima, pierde su confianza y comienza a tener problemas, advierte el autor.
Nuevas reglas
Condrell dice a los padres que si uno de los hijos está abusando del otro, "de inmediato deben poner reglas que prohíban molestar, intimidar, gritar o pegar en la familia". También recomienda darle a cada hijo un tiempo individual "porque eso hará que cada uno se sienta más seguro, más querido, y así la odiosidad se reduce".
Padres rabiosos
Muchos adultos con infancias difíciles o para quienes la vida no ha sido fácil viven enojados sin darse cuenta. "Si sientes que eres muy crítico, que no juegas con tu hijo o que siempre estás peleando con él, es probable que lo estés haciendo muy infeliz", dice el psicólogo.
Lista de deseos
Condrell sugiere preguntarse: ¿cómo me habría gustado que mi mamá o mi papá se hubieran comportado conmigo? Y hacer una lista con aspectos como: "Hubiera deseado que me dijeran más veces 'te quiero', o que me abrazaran más, que me fueran a buscar al colegio y vieran lo que estaba haciendo".
Poco a poco, afirma el experto, se darán cuenta de que pueden ser con sus hijos el tipo de padres que hubieran deseado tener.