martes, diciembre 19, 2006

Momentos claves para establecer la disciplina en el período preescolar

Por Neva Milicic, sicóloga
En esta etapa del ciclo vital habitualmente los sistemas disciplinarios familiares sufren cambios bruscos. Entre los dos y los cuatro años, es necesario que comiencen a aceptar las prohibiciones provenientes del mundo externo y aprender a controlar sus impulsos, es decir, a postergar la gratificación de algunos deseos y acciones. Este es un difícil proceso, ya que el niño debe entender las causas y el ¿por qué? Es necesario que se tenga cuidado de no exagerar los "No", ya que ellos provocan una reacción negativa en los niños. Recuerde que algunos "Sí" son necesarios para que el niño perciba un ambiente nutritivo, y se sienta acogido y estimulado por usted.Como el niño experimenta emociones muy intensas, porque no ha aprendido a regular sus emociones, se puede asustar y desbordar emocionalmente, sentimientos que se acrecientan muchas veces por la rabia de los padres. Es necesario que los adultos de la familia aprendan a moderar su genio y las reacciones emocionales frente al niño, para que puedan actuar serenamente y así ayudarlo a restablecer su equilibrio emocional. El período preescolar es un período crítico para establecer la disciplina. A veces, en la medida en que el niño ha desarrollado lenguaje y comprende más, los padres comienzan, sin darse cuenta, a hacer un exceso de exigencias y a poner muchas normas. Realizan así un cambio muy brusco de un ambiente cariñoso y aceptador del niño pequeño, hacia un mundo plagado de prohibiciones, limitaciones y castigo, que desequilibran al niño y lo hacen sentirse rechazado por sus padres. Si a ello se agrega que a esta edad a veces nace un hermano, al que se le acepta todo, se crean conflictos emocionales. En ocasiones, detrás de la crueldad de un niño hacia un hermano o hacia niños más pequeños se esconde la propia vulnerabilidad.Los niños suelen ser sin quererlo bastante crueles a esta edad, a veces simplemente porque no son capaces de entender lo que siente el otro, ya que no imaginan como hasta los cuatro años o más lo que el otro siente. Un exceso de culpa o de exigencias puede dañar su autoestima. Si el niño, por ejemplo, señala a alguien porque presenta alguna anomalía física, es bueno ayudarle a entender, sin crearle demasiadas culpas, que "ya es bastante triste que le pase eso, para que además se lo señalen con el dedo". Es necesario decirlo amorosamente. Otro factor que suele complicar el establecimiento de normas es el oposicionismo que como fenómeno normal y necesario se presenta en los niños entre los 2 años y 6 meses y los 3 años 6 meses. A veces se cree que están desobedeciendo, pero es sólo un mecanismo de autoafirmación, que en ocasiones opera como un juego.Sin embargo, a pesar de las dificultades, es necesario ponerles normas, pocas, pero claras y coherentes, ya que si a esta edad, que es un momento crítico para la interiorización de normas, no aprende a cumplirlas, será muy difícil que las aprenda posteriormente. A esta edad, que está marcada por las preguntas, los ¿por qué?, es necesario dar razones, pero sin caer en una explicación sin fin; por ejemplo: "Hay que lavarse los dientes porque si no vienen los bichitos que traen enfermedades y producen caries". Al niño puede no gustarle lavarse los dientes, pero tiene que saber que es imprescindible hacerlo. Se dan razones, pero la norma no está en discusión. El niño debe entender que la disciplina se pone desde la perspectiva de cuidarlo y protegerlo, que no es una arbitrariedad de los padres, y que se debe cumplir con lo acordado.