viernes, junio 29, 2007

No descuide la imaginación

Por Neva Milicic Sicóloga
Una gran parte de la felicidad, de la tristeza y de la ansiedad que las personas experimentan radica en lo que piensan, anticipan e imaginan, independiente de que estas imaginaciones sean reales o no. Eduardo Punset , en su libro 'El alma está en el cerebro', alerta sobre lo que él llama los 'placeres y desgracias de la imaginación', planteando de qué manera el estrés y las preocupaciones tienen efectos devastadores o positivos sobre la salud física y mental.
Está comprobado que el cerebro de las personas funciona de acuerdo con lo que piensan y así, cuando se piensa algo desagradable, el organismo se desgasta, ya que se acelera el pulso, pero el peor efecto está en el cerebro, ya que se afecta el hipocampo. Es necesario tener presente esta información cuando en forma no intencional se les inocula estrés a los niños en relación con el aprendizaje.
Converse con su hijo acerca de sus preocupaciones y problemas - especialmente si se trata de un niño ansioso- , para que pueda descomprimirse liberando su ansiedad. Pero también es bueno enseñarle a liberarse de los fantasmas inútiles, como son los temores infundados que le provocan ansiedad.
Por ejemplo, una niñita de siete años, después de saber que el personaje "Heidi" era huérfana, cayó en una reacción de pánico ante la posibilidad de que murieran sus padres. Se le explicó con paciencia que Heidi era un personaje imaginario y se le explicó que era muy improbable que ella se quedara huérfana. A pesar de esta explicación ella seguía angustiada. Entonces se le preguntó con qué otra persona le gustaría vivir y/o que la cuidara. Ella, después de pensarlo un rato, descubrió que esa persona sería la mamá de su prima. Saber quién podría cuidar de ella en la eventualidad que no estuvieran sus padres disminuyó en forma significativa sus miedos.
Se le ayudó además a trabajar en "mandar sus miedos" y cuando le venían los miedos, debía mandar su imaginación. Y si aquello no le resultaba, debía hacer que su "Sra. Imaginación" la ayudara a organizar un cumpleaños, en vez de pensar en improbables desgracias.
Además de enseñarles a los niños a poner una mirada positiva a su imaginación, es importante que los padres sepan que muchas veces, en forma no consciente - y como una manera de controlar la conducta infantil- , siembran miedos en los niños, cuyos efectos no son triviales ni pasajeros, sino que conforman en ellos modos ansiosos de mirar la realidad. Siembre en la imaginación de sus niños fantasías que los ayuden a mirar de manera positiva la realidad.

martes, junio 19, 2007

Ilusión y felicidad

Por Neva Milicic Sicóloga
Las cosas que hacen felices a los niños son más simples de lo que imaginamos, y sólo se necesita contactarse con ellos para saberlo. Kahneman, un sicólogo que ganó un premio Nobel de Economía, ha estudiado el fenómeno de la envidia, a la que ha llamado la "banda sin fin hedónica", en una metáfora que trata de mostrar cómo el correr por las grandes riquezas tiene poca correlación con la felicidad.
Así, cuando se tiene algo, aumentan las expectativas y se quiere tener otra cosa y después otra, en una banda sin fin, que no deja tiempo para disfrutar la felicidad que dan las cosas simples. Kahneman recomendaba que cada cual debía hacer una lista con las personas que en nuestra vida nos dan más felicidad y desde allí optimizar el tiempo que se pasa con ellos, entendiendo que una vida de mejor calidad se basa en relaciones mutuamente más satisfactorias.
Como plantea Daniel Goleman, el autor de La Inteligencia Emocional, optimicemos nuestro tiempo intentando pasar el mayor tiempo de modo satisfactorio. Y agrega: hasta el punto que nuestro calendario y bolsillo lo permitan.
Sin duda, la mayor felicidad de los niños está en pasar la mayor parte de su tiempo con las personas que más quieren, sus padres, sus amigos, su familia más directa. Esos son los lugares en el que deberían sentirse más libres, más seguros, queridos y valorizados.
Son esos días de felicidad en que a lo mejor nada extraordinario sucede, sino que el niño se siente en paz consigo mismo y con los otros, en que los padres se relajan para simplemente disfrutar, estar y jugar con sus hijos.
Esta observación llevó a decir a Kahneman: "El rico puede tener más placeres que el pobre", pero también requiere más placeres para alcanzar la misma satisfacción.
Las ilusiones de los niños son un elemento que da cuenta muy certera de qué es lo que les produce felicidad. Cuando un niño dice que le gustaría ir a la plaza con un balde y hacer un castillo, está expresando más claramente aquello que le da felicidad y que además cuesta tan poco dárselo.
Engañar a un niño ilusionándolo con algo que no se le podrá dar puede constituir un gran desengaño y destruir su felicidad y la confianza en sus padres. Hay que, de algún modo, favorecer el desarrollo de ilusiones, que tengan posibilidad de cumplirse y de ser satisfechas. Es necesario enseñarles a ilusionarse con lo posible.
Cuando un niño se siente defraudado por un adulto, no es sólo esa ilusión la que se rompe, sino su confianza en los adultos, y además de alguna forma se siembran dudas en su capacidad de conseguir que sus sueños se hagan realidad.
En cosas tan simples, como cuando usted les promete pasarlos a buscar para ir al cine a las seis y a último momento un inconveniente de última hora se lo impide, hay que ser muy cuidadoso en recuperar la fe en usted por una ilusión que se ha roto.
Cuando se ha dado la palabra al niño, él debe poder confiar en ella, como usted confía en el más importante de los documentos. En lo posible, es necesario mantener siempre las promesas para que el niño o la niña conserven su capacidad de ilusionarse y de tener fe en usted.
Los sueños y las ilusiones ponen a los niños y a los adolescentes en el camino de lo que realmente quieren ser y a dónde realmente les gustaría estar. Tienen que tener confianza en su capacidad para lograrlo, y esto se logra cuando se sienten apoyados por sus padres, durante la infancia y en la adolescencia, en esta tarea sin fin que es construir lo que se sueña.

lunes, junio 18, 2007

La letra con sangre no entra

Por Neva milicic Sicóloga

Uno de los mitos que más daño han producido en el aprendizaje de los niños y en su relación con el conocimiento y el aprendizaje es aquel que sostiene que "la letra con sangre entra".

Un mito sin fundamento ya que, por el contrario, se ha demostrado que el cortisol que se secreta en estados de ansiedad disminuye la capacidad de aprender, y ciertamente cuando se castiga a un niño mientras estudia, ello le produce altos niveles de ansiedad.

Aunque suene un poco complicado, es imprescindible contar con esta evidencia científica, ya que ayudará a padres y a profesores a utilizar estrategias positivas para enseñar, y a desechar el uso de estrategias negativas. Con demasiada frecuencia nos ha tocado observar en la práctica clínica niños maltratados por sus familias o por el contexto escolar, porque les es difícil aprender. En nombre del "rigor" no sólo se les ha dañado sicológicamente haciéndolos sentirse incapaces, sino que se han dañado en su capacidad de aprender, desde su circuito neurológico.

Una mente alerta y un espíritu alegre llevan a fijar los aprendizajes y contribuye a que la información que está en la memoria operativa pase a constituir un aprendizaje, ya que ello depende del hipocampo.Cuando existe un poco de cortisol, que eleva la ansiedad, se puede rendir eventualmente un poco mejor. Pero cuando hay un exceso de él, se bloquea o incluso se destruyen neuronas. Para apoyar esta afirmación citaré a David Goleman en su último libro "La inteligencia social".

"El hipocampo es particularmente vulnerable al continuo estrés emocional por los dañinos efectos del cortisol. Bajo estrés prolongado el cortisol ataca las neuronas del hipocampo, reduciendo el ritmo con que se agregan las neuronas e incluso reduciendo el número total, con un impacto desastroso en el aprendizaje". Este mismo autor cita un estudio realizado en el año 1960 por Alpert, quien demostró que la ansiedad disminuye la habilidad para rendir en un examen.Los estados de ansiedad y depresión, tanto en niños como en adultos, requieren ser tratados. Niños aterrorizados por sus padres que los castigan por su bajo rendimiento se encuentran en riesgo de disminuir significativamente su capacidad de aprendizaje, deteriorando su relación con el aprender, además de los vínculos con sus padres y profesores.

Un padre me decía "yo no quiero que a mi hijo le pase lo mismo que a mí, que aún tengo pesadillas del profesor de matemáticas del colegio, por lo que me humillaba".

Recuerde conservar el control cuando a su hijo le cuesta algo; equivocarse es parte del proceso de aprendizaje. La eficiencia para aprender también depende del interés por aprender, que hace aumentar la capacidad de concentración, pero todo ello supone que el niño confíe en su capacidad. Recuerde que la verdad es que "la letra con amor entra", y que aquello de que "la letra con sangre entra" no es más que la creación de una mente sádica; todas las evidencias van por la vía contraria.
Neva milicic.

viernes, junio 08, 2007

Por qué enseñarles a anticipar

Por Neva Milicic
Sicóloga

Cuando un niño aprende a anticipar se supone que lo ha hecho porque ha reflexionado y, por lo tanto, es capaz de tomar mejores decisiones y de anticipar riesgos. Aunque hay una base genética en este comportamiento, se puede favorecer su desarrollo a través de la estimulación, gracias a la plasticidad del sistema nervioso central durante la infancia y la adolescencia.

Jeff Hawkins, que es el creador de la agenda Palm, sin la cual a muchos de los padres y de las madres les costaría más organizar su día, sostiene que la esencia de la inteligencia humana está en su capacidad de predecir. Con los beneficios económicos que obtuvo con esta tecnología creó un Instituto de Neurociencias, orientado a favorecer la investigación en este campo.

Una parte importante de la capacidad de predicción se encuentra en el neo-cortex, que recubre la zona más externa del cerebro. Esta zona del neo-cortex, de sólo dos milímetros de espesor, está dividida en seis capas, y en ella están los conocimientos, los recuerdos, las habilidades y las experiencias acumulados. En sus 30.000 millones de neuronas está almacenado todo aquello que hace a las personas inteligentes.

Cuando alguien es inteligente, plantea Hawkins, es capaz de predecir, porque relaciona una cosa con otra; eso permite que la conducta humana, igual que su cerebro, sea esencialmente plástica. Es durante el desarrollo que a través de la estimulación se produce la interconexión de las neuronas prefrontales. Se ha sostenido que la insuficiente capacidad de predecir los riesgos que tienen los adolescentes se debería a que su proceso de interconexión neuronal no está consolidado. Este proceso de maduración tiene que ver con la experiencia y con la estimulación.

Los niños y las niñas deben "aprender a predecir" y eso les puede producir placer. Por ejemplo, imaginar qué va a pasar mañana o, cuando se esta viendo un video, interrumpir la puesta en escena y hacer conjeturas de cómo cree cada cual que seguirá la película, o cómo piensa que terminará.

Anticipar y predecir son dos funciones que también se desarrollan por modelo. Cuando un niño ve que su padre revisa el diario para ver cómo está el tiempo en la ciudad que va a visitar y hace la elección de su ropa según esta información, le está enseñando a anticipar.

Las preguntas: ¿Cómo crees tú?, ¿cómo te imaginas que...? o ¿qué sabes de...?, son preguntas claves para desarrollar una buena capacidad de anticipación. Las experiencias predecibles desarrollan esta capacidad de anticipar ya en los lactantes. Cuando una madre "juega a las escondidas con su hijo pequeño", el niño anticipa que detrás de la mantilla aparecerá la figura de la madre; y más tarde cuando llega su abuela, anticipará que a lo mejor le traerá un regalo. Más adelante el adolescente podrá anticipar que es altamente probable que si el profesor se enoja durante el transcurso de la clase por la falta de atención de ellos, probablemente la próxima clase les haga una prueba sorpresa.

Anticipar le ayuda a una adolescente con un novio violento a entender que posiblemente esa violencia se repetirá en el matrimonio, o a un hombre joven a entender que una novia calculadora será difícilmente una madre altruista.

Una clave importante en la toma de buenas decisiones la constituye la capacidad de anticipar, y ella puede ser desarrollada en forma cotidiana por los padres, ayudando a los niños a entender las claves de hacerlo bien en las pequeñas y grandes decisiones, pero sobre todo enseñándoles a anticipar por modelo.