Las persecutorias culpas
Por Neva Milicic sicóloga
Qué duda cabe que, en mayor o menor grado, todas las mujeres cargamos una pesada mochila de culpas en relación con la maternidad; muchas de ellas son actuales - "No le estoy dando el suficiente tiempo" o "No lo he llevado al dentista"- , y otras son cuentas retroactivas: " Lo dejé muy solo cuando era pequeño".
Está bien preocuparse y atender lo que las culpas quieren señalarnos, que habitualmente se relacionan con la sensación de no haber satisfecho las necesidades del niño; pero no está bien agobiarse en exceso. Es recomendable más bien ocuparse, ver cómo satisfacer las necesidades que usted siente que no está satisfaciendo con su hijo, que quedarse atrapado en el circuito de sentirse culpable y paralizado. Si siente que está gritando mucho, tómese algunos espacios para el descanso y delegue algunas responsabilidades, y le aseguro que gritará menos.
En un libro llamado "Mamá culpable", las autoras Julia Burt, Avivá Pflock y Devra Renner plantean que en una encuesta a 1.306 padres y madres, el 95% de ellos reporta haber tenido sentimientos de culpa.
Si al analizar qué origina la culpa usted siente que tiene poco tiempo para los hijos, organice una salida una vez a la semana a solas con su hijo y vea quién más en la familia puede acompañar a sus otros hijos para que se sientan más protegidos. O un día a la semana puede ir a la casa de una prima; salir con su abuela, lo que puede ayudar a que el niño disfrute y esté acompañado por otras personas significativas.
Acostúmbrese a pasar más tiempo con los niños, que alrededor de las cosas de ellos. ¿Qué tal cocinar juntos? Pocas cosas acercan más profundamente que cocinar juntos. ¿Recuerda usted el olor de la cocina aquella vez que hizo su primer queque, o lo que sintió la primera vez que salió a andar en bicicleta en familia?
Las autoras del libro "Mamá culpable" realizan una clasificación del tipo de madre según el nivel de culpa que sienten; pero esta clasificación también puede ser aplicable a los papás que, en general, están más exentos de culpa.
Un primer tipo de padres son "los excesivamente optimistas". Las autoras sugieren que este tipo a veces no escuchará realmente las necesidades de los hijos. Creen que sin gran esfuerzo las cosas pueden estar bien para los niños. La sugerencia es que tal vez se están dando poco tiempo para disfrutar de las alegrías de la paternidad o de la maternidad.
Un segundo tipo son "las madres prácticas, pero optimistas". Este tipo de mamá se abre a nuevas ideas, pero no se siente obligada a hacer lo imposible. Da oportunidad a los niños de aprender más de las experiencias positivas que de las negativas. Su defecto podría estar en que quizás descuide un poco la planificación, para que todo salga bien.Un tercer tipo son "las madres prácticas, pero pesimistas". Ellas acostumbran a evaluar lo que hacen, y en general lo hacen bien. Estas mamás pueden ser un "poco controladoras además", quizás porque tuvieron experiencias dolorosas en la infancia y entonces les cuesta más disfrutar de lo imprevisto y abrirse a aceptar los planes del otro.
Un cuarto tipo de madre, según las autoras, son "las madres excesivamente pesimistas". En general en ellas hay desconfianza y temor hacia la realidad. Este tipo de madres tuvo experiencias traumáticas en la infancia que les dificultan disfrutar la vida y la maternidad por los temores. Es posible que como madre tenga a veces ataques de remordimiento, quizás injustificados.
Cualquiera sea el lugar que usted crea que ocupa en esta clasificación, ábrase a una paternidad o maternidad eficiente, escuche con cuidado lo que las culpas le quieren decir y, como dicen las autoras, aprenda a preocuparse menos y a disfrutar más. Qué mejor recuerdo para los niños que unos padres contentos y capaces de disfrutar a sus hijos.
Neva Milicic.
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