Pilares de una buena educación emocional
Por Neva Milicic, Sicóloga
Formar personas integrales es el objetivo central de una educación emocional, y ello supone darles a los hijos recursos y estrategias cognitivas, emocionales y de relación social que les permitan convivir en forma armónica, siendo capaces de anticipar riesgos y buscar espacios en que pueden desenvolverse con facilidad, donde se sientan valorados, ayudados y queridos. Uno de los pilares de una buena educación emocional es enseñar a los niños a construir vínculos emocionales, recíprocamente satisfactorios. Esto supone saber elegir a los amigos, de manera que sean personas que aporten a su crecimiento emocional y a su bienestar. Para tener vínculos estables que resulten nutritivos, es necesario saber cuidar de las relaciones con generosidad, manteniendo ese delicado equilibrio entre dar y recibir. Esto supone enseñar las claves para discriminar quiénes son "buenas personas" y quiénes no lo son. Decía Aristóteles: "Somos lo que hacemos día a día". De modo que la excelencia no es un acto, sino un hábito, y esto tiene que ver con ser buena persona cada día. Sin embargo, a veces las buenas personas son muy ingenuas y víctimas de personas manipuladoras que pueden llegar a realizar verdaderas explotaciones emocionales con ellos. Esto significa que los niños y los adolescentes distingan entre la bondad y la ingenuidad para defender sus derechos. Un elemento importante de la educación emocional es la libertad emocional, que permite hacerse responsable de las propias decisiones sin miedo. Es posible que la decisión no sea correcta, pero en todo caso elegir es mejor que estar paralizados. Favorecer en los hijos la capacidad de decidir reflexivamente, pero sintiéndose libres, los ayudará a vivir la vida con una sensación de libertad emocional, en que se actúa responsablemente con los otros pero también consigo mismo. A veces un excesivo énfasis familiar en conseguir aceptación resta a los niños y a los adolescentes en su adultez de la libertad emocional de elegir, tomando en cuenta sus voces internas que les informan de lo que realmente quieren o necesitan. El mismo riesgo tienen los niños que son víctimas de una educación autoritaria.Las huellas que dejan los modelos familiares en la educación emocional explican en forma importante la identidad de las personas. Quien es capaz de decidir tiene una sensación de control sobre su vida. No significa que no vaya a tener conflictos, pero sí que hay una fidelidad a sí mismo y con lo que se quiere ser. Ello no implica que el niño no aprenda a tomar en cuenta las necesidades de los otros, pero sí que el autoconocimiento de quien es, quien quiere ser, de donde quisiera estar, sean una motivación poderosa para sus decisiones y sus acciones.