martes, noviembre 28, 2006

Matonaje escolar

Carolina Disegni y Amalia Torres

Los padres deben estar atentos ante un posible caso de violencia, porque los niños generalmente guardan silencio.
Los profesores tienen un rol fundamental para prevenir este tipo de abusos, promoviendo una cultura más solidaria.

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CAROLINA DISEGNI y AMALIA TORRES

El caso de la escolar Pamela Pizarro, de Iquique, que la semana pasada se suicidó porque no soportaba las burlas de sus compañeras, ha abierto el debate sobre el "bullying" o matonaje al interior de los colegios.

El fenómeno no es aislado. Según el Primer Estudio Nacional de Violencia Escolar, realizado por el Ministerio del Interior en conjunto con el de Educación y la U. Alberto Hurtado, el 44,7% de los alumnos ha sufrido algún tipo de agresión en la escuela y el 38,3% ha sido agredido por otro compañero.

Los expertos aseguran que la familia, los profesores y los mismos estudiantes tienen un rol esencial en prevenir el este tipo de situaciones.

El rol de los padres

1 Según estudios extranjeros, entre el 10% y el 15% de las víctimas esconde el problema porque se avergüenza de las burlas, por ello muchos padres ni siquiera se enteran de las dificultades que enfrentan sus hijos. Ante esta realidad, el psicólogo Felipe Lecannelier, director de la Unidad de Intervención Temprana de la U. del Desarrollo recomienda estar atento a los bruscos cambios de comportamiento, a las bajas en el rendimiento, si llega sin mochila, pierde la billetera o regresa con la ropa rota y heridas.

Ante la sospecha, lo primero es hablar con el niño: "Conversar el tema dándole apoyo, pero nunca mostrándose angustiado o alterado, ya que eso sólo repercutirá en el menor", dice la psicóloga del programa Valoras UC, Claudia Romagnoli.

Por eso, explica, tampoco es recomendable irrumpir en el colegio de una manera agresiva, exigiendo una explicación al profesor, ya que el hijo se sentirá pasado a llevar. Lo mejor, dice, es hablar calmadamente con el docente. Tampoco es bueno sobreprotegerlo, cambiándolo de colegio o de curso. "Lo mejor es enseñarle a superar los problemas. Si el grupo lo molesta, lo mejor es decirle que haga caso omiso o que responda tomándose a la ligera sus comentarios".

Asimismo, aconseja que cada cierto tiempo en la casa se hable el tema del matonaje, preguntando a quién molestan en el colegio, y qué hace el niño ante tales situaciones. "Además, hay que reforzarle otras amistades, invitándolas a la casa para que no se aísle".

Papel de los escolares

2 Aunque hay alumnos que tratan de ayudar a la víctima, la mayoría no actúa de esta manera. "Los compañeros en general saben quién es el matón del curso, y la mayoría de las veces no se atreven a hablar para no terminar siendo víctimas, lo que genera un círculo vicioso", explica la psicóloga Claudia Romagnoli.

Por eso Lecannelier señala que deben promoverse comportamientos más colaborativos con los otros para que se vuelva popular en el establecimiento el hecho de solidarizar con los menos aventajados y que no esté permitido humillar a los compañeros. Los colegios con énfasis en la solidaridad tienen mejores resultados. Además, las prácticas de mediación son aconsejables (ver nota).

La psiquiatra infanto-juvenil Luz María Muñoz, del Instituto Neuropsiquiátrico de Chile (INC), agrega que se debe involucrar a todos los escolares para buscar en conjunto soluciones y construir manuales de anti "bullying" en un consenso con la comunidad.

Profesores son clave

3 "Las intervenciones en las salas de clases suelen ser las más efectivas, porque los docentes cumplen un rol fundamental para frenar la agresividad", afirma el psicólogo Felipe Lecannelier.

Según el experto, los docentes deben identificar el problema, observando qué tipo de violencia se da. Luego, hay que ver qué hay detrás del comportamiento.

Para intervenir en la sala de clase se pueden realizar actividades para debatir el tema, como ver películas sobre violencia y realizar prácticas de psicodrama, para que los escolares comenten lo que significa experimentar una agresión. "Esto sirve para que los alumnos se imaginen cómo ayudarían a otro menor, o se pongan en su lugar. También es positivo que el profesor diga a principios de año que quiere que todos se sientan integrados en el curso, y que pregunte qué ideas se les ocurren a los alumnos para lograr un buen clima de convivencia", sentencia la psicóloga Romagnoli.

La psiquiatra Luz María Muñoz, agrega que los profesores, orientadores y auxiliares deben realizar una supervisión, para intervenir cuando surja la agresión, durante los recreos, e incluso cuando van al baño. "Si ven agresión, deben acercarse y preguntar qué está pasando".

ESTADÍSTICAS

EL 42,6% de la violencia que describen los escolares es psicológica y el 29,7 de tipo físico.

La mediación es una buena salida

Saber solucionar los conflictos a través del diálogo sin llegar a expresar la violencia es clave, según señala Cristina Ravazzola, psiquiatra argentina de la U. de Buenos Aires y experta en violencia escolar.

"Cuando el repudio a los actos violentos viene de parte de los propios compañeros del victimario es mucho más efectivo frenar la agresividad", enfatiza la especialista.

Por eso la mediación entre pares, donde los profesores identifican a los líderes positivos de un curso para que aprendan a solucionar conflictos en el momento en que se generan, puede ser una buena alternativa. Pero no la única. La mediación a través de profesores o adultos que trabajan en el colegio también es común.

"Otro punto importante es que es necesario que ambas partes estén de acuerdo en quién va a mediar", agrega René Donoso, jefe de la unidad de apoyo a la transversalidad del Ministerio de Educación (Mineduc).

En el país ya se están tomando cartas en el asunto. Desde el 2004 que la mediación se empezó a ver como una estrategia a seguir por parte del Mineduc. Para ello ya se ha capacitado a 1.500 inspectores, orientadores, bibliotecarios y profesores de escuelas de todo el país, gracias al apoyo de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile.

Hasta el momento, ya son cerca de 50 los establecimientos educacionales que trabajan con esta modalidad -ya sea con una mediación entre pares o a través de adultos-, y la idea es que cada vez sean más.

Escúchelos atentamente

Por Neva Milicic Sicóloga

Los vínculos afectivos sólidos pasan en la infancia, en la adolescencia y en la edad adulta, por una buena comunicación y ella se compone de dos ingredientes esenciales: escuchar y decir.
La mayoría de los padres suele decir más de lo que escuchan, y muchas veces esta actitud los priva de conectarse con el mundo interno de los niños, con lo que a ellos les ha pasado, con lo que sus hijos están sintiendo y con comprender cuál es su lógica interna que es la que explica muchas veces lo que hacen los niños.
No es sólo lo que dicen sino cómo lo dicen. Cuando un niño llega del colegio, si usted lo mira a los ojos, puede saber antes que hable cómo fue su día y cómo lo pasó. Pero no sería estratégico jugar al adivino y decir "¡Se nota que te fue mal!". Si usted lo hace, probablemente sólo conseguirá que el niño o la niña se cierre como una ostra. Pero si en vez de ello hace una pregunta abierta como: ¿Qué tal tu día? Su niño puede contestarle, por ejemplo, ¡Fatal! Me entregaron la prueba de matemática y me fue mal, y no me eligieron para el equipo de fútbol del curso.
Las preguntas abiertas permiten que el niño elija, si se centra en contarle los hechos o en los sentimientos de su relato. Pero la escucha suya a la narrativa de su hijo debe ser desde ambos planos, es decir, entienda los hechos y conéctese con los sentimientos.
Los elementos que le dan a los niños la sensación de ser escuchados son los siguientes: Que lo mire a los ojos, porque si le pregunta ¿qué tal? detrás de un libro, habrá escasas posibilidades de que su hijo se sienta realmente escuchado por usted. Cuando escuche a los niños acostúmbrese a suspender sus juicios mientras el niño expone lo que siente, de manera de focalizarse en el mensaje que el o ella le quiere hacer llegar. Si lo enjuicia, probablemente bloqueará la comunicación. Otra de las reglas para escuchar efectivamente y quizás la más difícil para los padres, es no interrumpir a la persona que está contando algo. Hay pocas cosas que alteren más la comunicación que sentirse interrumpido, cuando se está entregando una comunicación relevante. Cecilia de 12 años comentaba: "Cada vez que le estoy contando algo, mi papá sale con algo nada que ver y yo me taimo y no sigo contando. A veces ni se dan cuenta que dejé la historia a la mitad. Otras veces, vuelven como a la media hora con el tema, pero a mí ya no me interesa seguir conversando con ellos.
Otra manera poco efectiva de relacionarse y que constituye un grave obstáculo para la comunicación es el descalificar el contenido de lo que los niños están comunicando. La descalificación a veces es negar validez a los sentimientos con comentarios como: "¡No puedes sentir eso!". O bien intentar disminuir la importancia de los hechos o de los sentimientos, minimizándolos con comentarios como: "¡Si no es para tanto!". Lo que se siente no se discute. Recuerde que los vínculos más significativos se tienen con las personas que validan las narrativas que hacemos, a través de escuchar activamente y con interés el contenido de los relatos.

10 factores protectores contra la anorexia

Aunque no hay cifras exactas sobre su impacto en Chile, sí hay acuerdo en que está comenzando cada día a edades más tempranas. Aquí expertos explican qué hacer como familia para prevenir esta patología tan devastadora como difícil de controlar.
Por Ximena Urrejola B.

1 Descubrir una posible predisposición biológica:

En la mayoría de los casos la anorexia se gatilla después de haber comenzado una dieta. Pero el porqué algunas jóvenes desarrollan la enfermedad y otras no, siguiendo ambas dietas estrictísimas y no reguladas por un nutricionista, se explica por una posible predisposición familiar. "Normalmente en esos casos ha habido o hay en la familia mujeres con trastornos alimentarios, del ánimo o depresión. Hay una genética que de alguna manera puede configurar el cuadro. Por eso hay que preocuparse de este tema, averiguar dentro de la familia. Porque si es así, esa niñita tiene más riesgos, se le hace más fácil perder los límites", dice Lilian Urrutia, siquiatra infanto-juvenil del Instituto Neurosiquiátrico de Chile. Coincide Alfredo Nudman, profesor de siquiatría de la Universidad de Cornell, y codirector del programa de trastornos alimentarios del Instituto Schilkrut, quien señala que "tanto para la anorexia como para la bulimia se han identificado genes. Eso no significa que necesariamente esa niña se va a enfermar, pero sí que debe tener mucho más cuidado. Lo que hace que esa persona esté más vulnerable son los factores sicológicos y familiares que la rodean. Si no tiene problemas sicológicos y vive en un ambiente estable y de cariño, lo más probable es que esté protegida. Pero si fallan estos factores, y comienza con una dieta lo más probable es que la bomba de tiempo explote. Que quede claro: lo que hace detonar la predisposición es una dieta, siempre".

2 No usar la comida como moneda de cambio:

Cuando las niñitas son muy chicas (tipo cuatro o cinco años) y se fascinan comiendo dulces, es fácil manipularlas a través de ellos. Pero los especialistas son enfáticos en señalar que jamás hay que usar la comida como premio, recompensa, castigo, o factor de negociación, porque así tienden a ir asociando la gratificación y el bienestar con ese tipo de alimentos, y cuando llegan a la preadolescencia y están gordas, se producen los problemas. "Hay que estructurarles el horario, acostumbrarlas desde chicas a que coman una variedad de alimentos. No restringirlas, sí darles más posibilidades. También hay que diferenciar los momentos de juego, de diversión, con los de la comida, lo que se puede ir haciendo poco a poco en la casa", explica Lilian Urrutia.

3 Jamás decirles que se van a poner "gordas":
Si las niñitas están comiendo muchos chocolates decirles directamente que se van a poner gordas es complicado. Por último hay que darles otras explicaciones, como que les pueden salir caries en los dientes o que se pueden enfermar de la guatita. "Uno no sabe cómo esa niñita va a escuchar la palabra 'gorda'. He tenido casos de anorexia que han partido porque alguien les dijo: Estás más gordita. En ese momento se produce un quiebre, esas niñitas cierran la boca y no comen nunca más", cuenta Lilian Urrutia. Para Alfredo Nudman, decirle a una hija que se va a poner gorda es "la mejor receta para el desastre".

4 Reforzarles la autoestima:
Según Alfredo Nudman, es vital reforzarles la autoestima en lo corporal desde muy chicas."Hay que decirles que son bonitas, siempre", señala. Y añade: "Para las hijas, las mamás son más importantes en términos del ejemplo, pero en el caso de la imagen que tengan de sí mismas el papá es fundamental. Si un papá critica a su hija y la mira con ojos reprobadores porque está gorda, ésa es la imagen que ella tendrá de sí misma, y con esa autoimagen se relacionará con los hombres en el futuro. Por el contrario, si el papá la hace sentirse linda y cómoda, ésa es la manera en que ella se sentirá".

5 Incentivar la comida sana en familia:
Como familia hay que incentivarles la comida sana, y desde muy chicas; porque si no aprenden a comer desde sus primeros años, después les cuesta comer frutas y verduras. "El gusto se entrena y se adquiere. Si la familia tiene un sistema de alimentación poco sano y variado, será difícil que uno de los hijos tenga una alimentación sana", señala la doctora Urrutia. El doctor Nudman agrega: "Hay que ayudarles a comer balanceado, incluyendo chocolates, queques o lo que les guste. Comer estas cosas es normal para ellos y tienen que hacerlo, pero en el contexto de una dieta sana. Quizá dejarlos para un par de días a la semana, para los fines de semana, los cumpleaños, pero que no sean parte de su dieta de todos los días. Tiene que ser una costumbre familiar: no puede ser que los niños coman una cosa y los padres otra".

6 Que hagan actividad física:
Según Alfredo Nudman, "los deportes en equipo son factores protectores importantes, más que los individuales. En estos últimos si pierde es culpa de ella y de nadie más, en cambio en un deporte grupal las responsabilidades se comparten. Un deporte que se practica en grupo les refuerza la autoestima". Lilian Urrutia está de acuerdo y agrega que "eso es mucho más protector que actividades como el ballet, por ejemplo, en que se necesitan cuerpos muy delgados, aunque nada es blanco y negro, y aquí entra la capacidad de los padres para captar qué es mejor para sus hijas. Si tengo una niñita muy obsesiva hay que evitar las actividades que le potencien esa obsesividad y, en este caso, será mejor que haga algo de menor exigencia. Hay que fijarse en la estructura de personalidad de cada hijo". Además, señalan los especialistas, es muy importante que los niños vean a sus papás haciendo deporte. "Ése es un estilo de crianza más protector que el de una familia sedentaria", señala Urrutia. Y agrega: "En general los papás no están presentes en la dinámica de las niñitas. Es más usual que salgan con sus hijos hombres: con ellos juegan fútbol o suben un cerro. En ese sentido, un factor protector sería que ellos las incorporaran más a sus actividades, que les estimularan más la actividad física. Porque las mamás, con quienes están siempre, son mucho más sedentarias".

7 Preocuparse del ambiente familiar:
Mientras más chicos los niños más influye el ambiente familiar. Cuando hay menos estructuras en una casa, más caos, se pueden ver más disfunciones. Mientras en la adolescencia el problema de las niñitas son los kilos de más, en la niñez y prepubertad pueden producirse problemas de identidad, de inseguridad, que las pueden ayudar a desarrollar la enfermedad en el futuro. Alfredo Nudman: "Separaciones matrimoniales y problemas en la casa, las colocan en situaciones sicológicas más precarias, y muchas veces las niñitas no tienen recursos adicionales para lidiar con estas situaciones".

8 Poner ojo en dos etapas: pubertad y adolescencia
Entre los especialistas hay consenso de que hay dos edades peak para el desarrollo de trastornos alimentarios: en la pubertad - 11, 12, 13, 14 años- , y luego entre los 16 y los 18, en que comienzan con las relaciones de pareja y por eso se fijan objetivos de dietas y de bajas de peso. "Antes de que les llegue la menstruación, cuando están gorditas antes del estirón, es la etapa en que mayoritariamente se gatillan los trastornos alimentarios. Hoy día existe mucha más presión social, están más expuestas y, por lo mismo, están más susceptibles a sentirse gordas y a comenzar a hacer dietas por su cuenta", dice Lilian Urrutia. El doctor Nudman añade: "La presión de los medios es tan gigantesca que los cuadros de anorexia los estamos viendo cada día más temprano, en niñitas de nueve, diez años, y en proporciones importantes. Lo que quiere decir que las que tienen la predisposición se van a enfermar cada día más temprano".

9 Que las mamás den un buen ejemplo:
Alfredo Nudman: "Además de la comida sana y de la actividad física en familia, lo más importante es lo que la hija ve en su mamá. Si la niñita la ve obsesionada con los kilos, siempre a dieta y sin otra cosa en la cabeza desgraciadamente no habrá mucho que hacer. Si la niñita no tiene el gen que la predispone, lo va a agradecer, pero lo más probable es que de todas maneras tenga problemas. Y si lo tiene lo más probable es que se desarrolle un trastorno. Por el contrario, si la niñita ve que su mamá no es una sílfide, pero se cuida, hace deporte y se siente cómoda y bonita con su cuerpo, se va a dar cuenta de que se puede ser feliz no siendo perfecta". Lilian Urrutia añade: "Frente a estos ejemplos muchas veces las niñitas desarrollan conductas fóbicas hacia ciertas comidas, como los carbohidratos, por ejemplo. Porque lo más frecuente es que incorporen el sistema de alimentación de la mamá, que no come pan, que no come azúcar, que no come paps, arroz, etcétera".

10 Evitar que se expongan a dietas desreguladas:
Es usual que las niñitas al sentirse gordas, en plena etapa de desarrollo de su autoestima, comiencen a hacer dieta por su cuenta, como la de la manzana o la que vieron en una revista. En este sentido, no hay que dejarlas solas nunca. Decirles que se les encuentra razón, que podrían bajar un poco de peso si lo necesitan, y que las van a acompañar donde un nutricionista. "Yo he visto niñas que sólo con la asesoría nutricional salen de la temática de la dieta, se tranquilizan, y de inmediato se sienten más seguras con su cuerpo", asegura Lilian Urrutia.

jueves, noviembre 23, 2006

Madres quieren más actividad física, para sus hijos aunque no dan el ejemplo

La mayoría los va a ver mientras practican, pero sólo el 12% hace deportes con ellos los fines de semana. Entrenar en familia estrecha lazos entre sus integrantes.
El 96% de las mamás considera importante que su hijo haga deporte, pero ellas no practican con el ejemplo. Así de contradictoria es la realidad que muestra el estudio "Padres, hijos y deporte", realizado por Adimark y que fue dado a conocer ayer en el Segundo Foro de Desarrollo Infantil, organizado por Unicef y Unilever.
Según la investigación -en la que se entrevistó a 613 madres de niños entre 6 y 12 años-, a tres cuartas partes de las encuestadas les gustaría que sus hijos hicieran más ejercicio, pero sólo 3 de cada 10 reconocieron que realizaban alguna actividad física. Ante la pregunta "¿quién cree usted que puede motivar al niño a hacer deporte?", el 59% contestó que el padre y la madre; 15,8%, los amigos; 15,2%, los hermanos; 7%, algún deportista famoso, y 6,4%, los abuelos. "El problema es que nueve de cada diez madres dicen incentivar a sus hijos a hacer deportes, pero sólo una de cada diez lo hace desde la cancha, practicando con ellos". La mayor parte (41,9%) sólo va a verlos.
Pocos recintos Para ellas, la principal razón por la que los niños no hacen deporte es la falta de instalaciones de ese tipo cerca de su hogar. "Este dato es muy importante, porque en Argentina, donde se hizo un estudio similar, esta causa estaba en el quinto lugar. Esto demuestra que desde un punto de vista de las políticas públicas, hay una urgente necesidad de mejorar la infraestructura disponible para el deporte". A las pocas instalaciones -como causa de la escasa actividad física infantil- les siguieron que los clubes deportivos son demasiado caros (15%), la falta de tiempo del hijo (14,8%) y la preocupación por la seguridad del niño cuando juega fuera de la casa (13%). Además de los obvios beneficios físicos que trae el deporte, las madres consideran que el ejercicio transmite valores, como esfuerzo, trabajo en equipo, confianza en sí mismo, compañerismo, paciencia y tolerancia a la frustración.
"El deporte ayuda en los hábitos, la estimulación psicomotora, la diversión y la salud mental y física, además de desarrollar el sentido de pertenencia a un grupo, aunque se trate de un deporte individual", explicó Laura Traverso, psicóloga clínica y deportiva. Además, argumenta, acompañar al hijo en alguna actividad deportiva ayuda a conocerlo más. "Hacer deporte en familia es una oportunidad para compartir y muchas veces permite tener conversaciones significativas con los hijos". Sin embargo, a pesar de los valores positivos que le asignan, sólo el 30,8% de las madres practica deporte con sus hijos, y, según ellas, los padres tampoco lo hacen mejor (29,1% ). Mirando sólo el estrato medio alto, las mujeres sacan buena nota: 40% dice hacer actividad física con sus hijos. En cuanto al tipo de deporte que se practica, los hombres en general sólo juegan fútbol (80%) con los más chicos. Las madres, en cambio, son más diversas en sus preferencias: 27% anda en bicicleta, 17% juega fútbol, 15% realiza caminatas, 9% baila y 4% hace aeróbica con sus hijos, entre otras actividades.
Guía para padres
Para motivar a los hijos a hacer deporte, la psicóloga Laura Traverso explica que hay que seguir la regla "4 a 1": "Por cada crítica, hay que decir cuatro cosas positivas". Así, frases como "Te vi con ganas", "me gusta venirte a ver" o "se notó que te esforzaste", son clave. Además, la experta aconseja a los padres mantener la ansiedad baja frente a una competencia, transmitiéndole al niño que sólo se trata de un juego; no darle instrucciones complejas, dejando esa labor para el entrenador; y si se quiere hacer algún comentario pospartido, lo recomendable es hacerlo lo antes posible. "Mientras más rápido sea el abrazo o la corrección, mejor. Pero sin reforzar el ganar o perder, sino que los aspectos positivos".
LA VOZ DE LA EXPERIENCIA
Nicole Perrot Golfista"Que te acompañe tu familia en el deporte o poder llorar con ellos, motiva. Yo sé que cuento con mis papás en las buenas y en las malas, y no habría podido llegar donde estoy sin su apoyo, sobre todo con el de mi hermano mayor. Y hasta hoy las palabras de mi familia me sirven, porque son lo más importante para mí".
Iván Zamorano Futbolista" Siempre me estimularon en la casa a que hiciera deporte, de hecho mi primer regalo fue una pelota de fútbol. Y, gracias a eso, siento que aprendí lo que es el trabajo en equipo, la lealtad, el esfuerzo y sacrificio que me han hecho quien soy hoy. Es que el deporte te da valores que te ayudan en el plano personal".

Tallarinata
















Los chicos de 3º medio están organizando una tallarinata el próximo Sábado 2 de Diciembre en el "dinning room" del colegio. a las 20:00.
El propósito de esta tallarinata es reunir fondos para los trabajos sociales de Marzo del 2007.
La entrada da derecho a un buffet de pastas con tres salsas a elección.
Los chicos están vendiéndo las entradas en el colegio, para que les colaboren y asistan.
Hoy se envió una circular en los notebooks de los niños.
Los contactos de 3º medio son: Matías Contreras y Rosario Valdés.

TALLER DE BALLET


Todos los miércoles de este año, se ha realizado con gran éxito el taller de Ballet para niñas. El día 29 de nov a las 15 hrs. habrá una clase abierta en el Casino del colegio, a la cual están todos invitados para que puedan ver los avances que ha tenido el grupo. Los esperamos!

miércoles, noviembre 22, 2006

Los primeros años: Momentos clave para la disciplina

Por Neva MilicicSicóloga
La disciplina es un tema complejo que muchas veces divide a los padres. Brazelton, en su clásico libro "La disciplina", plantea que ella es el segundo regalo más importante que los padres pueden hacerles a sus hijos - obviamente el primero es el amor- . Pero aclara que disciplinar es enseñar y no castigar. A través de la disciplina el niño adquiere patrones internos de comportamiento que favorecen su autocontrol. La forma en que los padres la enseñan expresa mucho de la personalidad del padre. Si éste es autoritario, la disciplina será férrea y a lo mejor inflexible; en cambio, si es controlado, la ejercerá de manera racional.
Según el autor, a través de la disciplina el niño puede aprender a:
  1. Reconocer los propios impulsos y aprender cómo ellos pueden a herir a otros; por lo tanto es necesario aprender a controlarse.
  2. Identificar los sentimientos, aprendiendo a nombrarlos y expresarlos.
  3. Entender los sentimientos de otras personas. Saber las causas y reconocer el impacto de sus conductas en los otros.
  4. Desarrollar el sentido de la justicia.
  5. Descubrir la alegría de dar e incluso de sacrificarse por otras personas, es decir, a ser altruista.

Para establecer la disciplina en el proceso de crianza, hay momentos clave. Uno de los momentos es el primer semestre de vida. Aquí hay que estar alerta a que el niño aprenda a calmarse por sí solo, sin apurarse a reaccionar al primer llanto; así aprenderá a conectarse con sus recursos y a utilizar controles internos. A veces, si el niño sigue llorando, por ejemplo, ayuda a ponerle un juguete que suene a su alcance para que lo calme, con lo que aprenderá a arreglárselas solo. A los siete u ocho meses, cuando aparece el gateo, el niño comienza aprender acerca de su seguridad física; es un aprendizaje de límites. No acercarse a la estufa no es un juego, es algo serio, no aterrador pero serio. En esta etapa los "no" se empiezan a procesar. La disciplina, sin duda, significa que los niños pueden aprender a enfrentar y dominar las limitaciones que trae la vida, es decir, que todo no se puede tener y menos de inmediato. Entre los nueve y los doce meses, el niño es capaz de comprender lo que expresa la cara de sus padres. Los gestos le señalan qué puede hacer y lo que no está permitido. Así, la cara de sus padres se transforma en una referencia social. Aquí la coherencia y la claridad son requisitos. Si usted se ríe cuando el niño hace algo prohibido, no se queje si le desobedece después, y esto vale para cualquier edad. Ambos padres deben estar de acuerdo con las reglas y es necesario explicarlas al niño con un tono de voz que sea coherente con el mensaje. Además, es imprescindible ser estable en la aplicación de las normas. Entre los 12 y los 14 meses, empiezan las pataletas y hay que consolarle y lograr que el niño aprenda qué lo calma cuando está descontrolado. Brazelton plantea que hay que ayudarlo con estrategias como las siguientes "Aquí tienes tu peluche que quiere consolarte" o "Te pondré tu música favorita para que te calmes" o "Aquí tienes una toallita mojada para que te ayude a quitar la rabia". Aprender disciplina es un camino largo en que los padres deben ser pacientes, cariñosos, pero firmes.

miércoles, noviembre 15, 2006

Resultados de la rifa 2006

Estimados Padres y amigos del colegio.
Se cumplieron los plazos y se realizó el sorteo el , MIERCOLES 15 DE NOVIEMBRE DE 2006 a las 13:30 HORAS, en la oficina de reuniones del WENLOCK SCHOOL
Estaban presentes por parte del colegio:FABIOLA ARENAS: COORDINADORA GENERAL y los PRESIDENTES DE CURSO:
JAVIERA VENEGAS: 7B, DOMINIQUE MOUTON: 7A, FIORENZA CODA: 8B, JOSÉ TOMÁS DÍAZ: 8A, JAVIER SANHUEZA: 1EMA, TAREK SAKA: 1EMB, YAMILA FERNANDEZ: 3EMB,
POR PARTE DEL CENTRO DE PADRES: CLAUDIA CIENFUEGOS, ANJA REINEKING

GANADORES:
  • PAULINA GONZALEZ: PLAY STATION II
  • ESPERANZA VALDÉS: I POD NANO
  • PIERO CRISTI MONASTERIO: TV 21" PANTALLA PLANA
  • LUIS FUENZALIDA CASTILLO: HOME THEATER
  • MARIO CORTES BORQUEZ: MP3
  • ANDRÉS GARCÍA: 1 CELULAR CON CÁMARA
  • RODRIGO JADUE: HORNO ELÉCTRICO
  • WILLY DU BOIS: 1 SANWICHERA

¡¡¡Felicitaciones a los ganadores!!! para cobrar sus premios deben contactarse con Claudia Cienfuegos o Juan Pablo Kramer al mail padreswenlock@yahoo.com

Agradecemos a todas las familias que colaboraron en forma solidaria vendiendo los boletos y juntos esperamos mejorar la recaudación el próximo año.

Muchas gracias a todos

martes, noviembre 14, 2006

Esos aterrorizadores y frecuentes gritos

Por Neva Milicic, sicóloga
La mayoría de los padres y madres reconocen gritar a sus hijos con más frecuencia y con más intensidad de lo que quisieran.
La verdad es que en el relato se ven levemente arre-pentidos(as), y justifican estos gritos excesivos ante la imposibilidad de encontrar otro medio más eficaz, según ellos, para conseguir cambiar la conducta infantil. Mañas y pataletas, cuando son niños, o bien las llegadas tarde cuando ya son adolescentes.
¿Qué se pretende cuando se grita? Se pretende, sin duda, que el niño no vuelva a cometer la falta que ha motivado la ira de los padres. Sin embargo, en los niños pequeños tiene el efecto de que en el futuro el niño cesará la conducta sólo cuando la furia de sus padres ha alcanzado un nivel que es muy nocivo para la relación. El niño aprende a obedecer sólo cuando los padres están descontrolados. Así, él obedece desde el miedo, pero no desde el raciocinio.
Los padres en descontrol pierden autoridad, aún cuando conservan poder. El poder del terror, pero ningún padre quiere que su hijo le tenga miedo. Sin duda, quiere que aprenda razonando, lo que es más largo, pero más seguro. No crean que no entiendo que algunas acciones, especialmente las faltas reiteradas, producen rabia e impotencia.
Muchas veces los niños también operan desde el descontrol. Unos lápices nuevos son una invitación casi irresistible para que rayen una pared. ¿Por qué él va a controlar sus ganas de pintar la pared, si el padre no logra controlar la violencia en su contra? Ciertamente, cuando usted se equivoca no le parecería lógico que su jefe le gritara en forma destemplada. Si lo hiciera, usted lo acusaría de maltrato.
Con los niños no es diferente, estoy consciente de lo difícil que es el autocontrol, cuando algunos niños llevan la situación al extremo, y lo fácil que es caer en conductas violentas con los niños, aunque en nuestro fuero interno nos parecen inaceptables.
Buscar calmarse desafortunadamente parece ser la única solución. Verbalizarle al niño que se está muy molesto(a) y que iremos a reflexionar porque lo que hizo no está bien. Es bueno decirle que se conversará más tarde, cuando estén calmados, acerca de cómo reparar lo que ha hecho y cómo puede evitar que se vuelva a repetir la falta.
Así, además de tener tiempo para que usted logre calmarse, el niño aprenderá por modelo a reflexionar.
Aunque difícil, el autocontrol de los padres es una virtud indispensable para educar a los hijos. Y no crea que no entiendo sus ganas de gritar cuando se siente superado por la desobediencia de su hijo, pero entenderlo no me autoriza a validar la falta de autocontrol suyo.

lunes, noviembre 13, 2006

El respeto se enseña con el ejemplo

por Isidora Mena. Académica de la Escuela de Psicología PUC

Muchos adultos se quejan de una juventud poco respetuosa, indisciplinada e irresponsable. Se culpa a la TV; a los derechos del niño, que definen pocas responsabilidades; a la psicología, que satanizó el castigo; al poco tiempo de las madres con los hijos, a la educación de los colegios... Culpas de las que nadie se responsabiliza. Al mirar la situación desde lejos, se ve que existe un problema en la interacción de los adultos con los jóvenes y niños. Los primeros tienden a combinar una conducta autoritaria-castigadora, con una paternalista-sobreprotectora-permisiva, unión fatal que infantiliza y forma niños y jóvenes con rabia, irresponsables, con poco control de impulsos y fuerza de voluntad, y sin autodisciplina.
Ante esta realidad, resulta esperable, por parte de los más jóvenes, una reacción irrespetuosa, agresiva e irresponsable, a la que, por lo general, los adultos no saben cómo responder y optan por retirarse indignados.
En Chile la relación con los más chicos se caracteriza por ser más autoritaria e infantilizadora que en otros países. Por eso el desafío es aprender a relacionarnos con más horizontalidad y exigencia con nuestros niños y niñas.
Menos castigos y más responsabilidades..
  • No hacerles las tareas, pero atender mejor su vida escolar.
  • Menos sermones y más conversaciones.
  • Menos hacerle la cama y lavarle el plato, pero que su palabra y opinión valgan.

Se trata de respeto y colaboración mutua. Niños y jóvenes respetuosos, responsables y con voluntad para hacer su proyecto de vida tienen valores que los adultos debemos cultivar responsablemente.

Y esto se logra a través de la relación que establezcamos con ellos: respetuosa, horizontal, exigente y cariñosa.

Parece obvio, pero no son las actitudes que vemos en la mayoría de los adultos.

Por eso debemos aprender a reconocer nuestras conductas autoritarias, que por lo general pasan totalmente inadvertidas. Existe un problema en la interacción de los adultos con los jóvenes y niños.

miércoles, noviembre 01, 2006

La imperfección de la perfección

Thomas Moore, en la segunda parte de su libro "El cuidado del alma", aboga por la necesidad de aceptar la imperfección y plantea que "la mera idea de convertirse un ser perfecto, sano, iluminado está saturada de ego".
Es necesario tratar de hacer las cosas lo mejor posible, pero presionarse a la perfección puede ser paralizante, o bien derivar en actitudes tan autoexigentes que se transformen en comportamientos obsesivos y actitudes extremistas.
Por ejemplo, es importante ser limpio, pero no queremos que los niños vivan obsesionados por lavarse las manos hasta hacerse heridas, como le ocurría a Samuel, que vivía a sus 14 años atormentado por los gérmenes. Su madre, una enfermera muy exigente, sembró en sus hijos la idea de la perfección. Tratar el trastorno obsesivo llevó largo tiempo, y hasta hoy día Samuel tiene una actitud excesivamente autoexigente que le dificulta terminar lo que empieza y disfrutar sus logros.
Esta autoexigencia es característica del perfeccionismo neurótico. Sus exponentes muchas veces se pierden en la maraña de los detalles, perdiendo de vista lo central. Nunca nada será perfecto, y esto les produce ansiedad e insatisfacción.
En niños y adolescentes esto es más grave, porque en muchas áreas están aprendiendo y la posibilidad de equivocarse es enorme. Sin mencionar a aquellos niños que tienen una dificultad específica para aprender, y para los cuales el camino del aprendizaje estará sembrado de muchos errores. Esto les sucede, por ejemplo, a niños que tienen menor habilidad grafomotriz, que con dificultad realizan una página de caligrafía y un adulto se las borra porque en una línea se salieron del margen. A veces los reprenden tan severamente que atemorizan incluso a los testigos adultos.
Fijarse en el esfuerzo y el progreso, y alentar a mejorar, es diferente a centrarse en el error y el castigo. Frente a las dificultades hay que dar esperanza de que el aprendizaje se hará más fácil. Sería "imperfecto" que un adulto sea excesivamente severo con un niño que está aprendiendo y castigarlo por sus imperfecciones.
Recuerde cuando intente educar a su hijo, para que haga las cosas mejor, no caer en el perfeccionismo, ya que los perfeccionistas jamás están satisfechos y tienden a centrarse en un objetivo, olvidando otros importantes. Olvidan jerarquizar y descuidan otras áreas. Y, lo más grave, pierden la capacidad de disfrutar los mil buenos, pero imperfectos, momentos que trae la vida, y por supuesto eso no es lo que queremos para nuestros hijos.
Moore, en su reflexión acerca de la perfección, recuerda un escrito de Oscar Wilde. Él plantea que la perfección es el desarrollo y descubrimiento del genio que hay en uno, y nos estaríamos perfeccionando cuando se vive con la máxima fidelidad a nuestra naturaleza.
Decía el escritor inglés: "Existen tantas perfecciones como personas imperfectas".
Mire a nuestros hijos/as, atienda a sus características, dándole oportunidades de desarrollo en lo que son buenos. Aceptar sus errores, alentándolos a superarse, es ser, como sostiene Winnicott, padres "lo suficientemente buenos". Ni siquiera a los adultos se nos exige "ser perfectos" sino que sólo ser suficientemente buenos. Quizás así educar a sus hijos puede ser una fuente de felicidad, y no de agobio.
Neva Milicic.

La rabia, ¿es siempre mala?

Por Neva Milicic Sicóloga
Ante el horror de la violencia en el mundo, las personas buenas tienen una actitud natural a buscar la paz y a eliminar la violencia, pero no deberíamos olvidar que la rabia es una fuerza que existe en nosotros y que bien canalizada puede ser una herramienta útil. Sentirla puede ayudar a registrar cuándo se está siendo maltratado o explotado.
Por ejemplo, Marcia, una niñita de diez años que había sido socializada para no expresar la rabia, pero además para no sentirla, era con frecuencia bastante explotada por sus compañeras. Le pedían sus cuadernos y no se los devolvían a tiempo, le comían su colación, pero ella no se atrevía a poner límites y menos aún pedir que le convidaran lo que ellas traían. La represión de sus impulsos agresivos derivó no sólo en una falta de asertividad, ya que ni siquiera registraba el malestar que le producía la explotación de la que era víctima.
Al poner el ejemplo de Marcia se hace figura el que a las mujeres como grupo se les reprime con más fuerza la agresión, con comentarios como "las niñitas no pelean" o bien "tendrías que querer a tu hermana y no sentir rabia contra ella". Con frases como éstas, vamos socializando no sólo para no agredir, lo que estaría bien, sino que para no sentir la rabia, lo que no es bueno, porque pueden desarrollar una tolerancia excesiva a los abusos y a la agresión sin defenderse. Niños con estas características de personalidad suelen ser víctimas con frecuencia del hostigamiento de sus iguales. Otras veces la represión de la rabia puede asumir como expresión una forma pasiva-agresiva, personas que con su resistencia pasiva pueden ser enormemente agresivas. En realidad no agreden, pero bloquean todos los esfuerzos de cambio. Cuando se siente rabia, hay una advertencia de que algo no es justo y que no está funcionando bien. La expresión socializada de la ira les muestra a los otros que algo importante está dañando la relación, y que hay límites que es peligroso transgredir. Es como poner luz roja.Las personas que se conectan con sus rabias en determinados momentos pueden tomar decisiones dolorosas que les cuesta. Un ejemplo de cómo la rabia puede ayudar en la toma de decisiones es lo que le sucedió a Nadia. Ella, que era una adolescente de diecisiete años, estaba muy enamorada de un muchacho, que era poco fiel y en varias ocasiones había traicionado su confianza. Nadia había sido socializada por una madre sumisa y un padre autoritario, el que con frecuencia tenía maltrato verbal con su mujer, a través de una actitud descalificadora. Cuando la madre tomó conciencia que, de alguna forma, su hija estaba repitiendo el patrón de ella con los hombres, acudió a consultar y de pronto ambas tomaron conciencia de que tanta negación de la agresión, llevaba a la adolescente a aceptar comportamientos intolerables. Ella pudo tomar la decisión de romper con este pololo, pero, lo más importante, aprendió a registrar su rabia, a expresarla y a entender que es necesario poner límites y que a veces es legítimo expresar la rabia. Así como algunos niños deben aprender a controlar sus rabias, otros deben aprender a expresarlas poniendo límites.
Neva Milicic.