Matonaje escolar
Carolina Disegni y Amalia Torres
Los padres deben estar atentos ante un posible caso de violencia, porque los niños generalmente guardan silencio.
Los profesores tienen un rol fundamental para prevenir este tipo de abusos, promoviendo una cultura más solidaria.
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CAROLINA DISEGNI y AMALIA TORRES
El caso de la escolar Pamela Pizarro, de Iquique, que la semana pasada se suicidó porque no soportaba las burlas de sus compañeras, ha abierto el debate sobre el "bullying" o matonaje al interior de los colegios.
El fenómeno no es aislado. Según el Primer Estudio Nacional de Violencia Escolar, realizado por el Ministerio del Interior en conjunto con el de Educación y la U. Alberto Hurtado, el 44,7% de los alumnos ha sufrido algún tipo de agresión en la escuela y el 38,3% ha sido agredido por otro compañero.
Los expertos aseguran que la familia, los profesores y los mismos estudiantes tienen un rol esencial en prevenir el este tipo de situaciones.
El rol de los padres
1 Según estudios extranjeros, entre el 10% y el 15% de las víctimas esconde el problema porque se avergüenza de las burlas, por ello muchos padres ni siquiera se enteran de las dificultades que enfrentan sus hijos. Ante esta realidad, el psicólogo Felipe Lecannelier, director de la Unidad de Intervención Temprana de la U. del Desarrollo recomienda estar atento a los bruscos cambios de comportamiento, a las bajas en el rendimiento, si llega sin mochila, pierde la billetera o regresa con la ropa rota y heridas.
Ante la sospecha, lo primero es hablar con el niño: "Conversar el tema dándole apoyo, pero nunca mostrándose angustiado o alterado, ya que eso sólo repercutirá en el menor", dice la psicóloga del programa Valoras UC, Claudia Romagnoli.
Por eso, explica, tampoco es recomendable irrumpir en el colegio de una manera agresiva, exigiendo una explicación al profesor, ya que el hijo se sentirá pasado a llevar. Lo mejor, dice, es hablar calmadamente con el docente. Tampoco es bueno sobreprotegerlo, cambiándolo de colegio o de curso. "Lo mejor es enseñarle a superar los problemas. Si el grupo lo molesta, lo mejor es decirle que haga caso omiso o que responda tomándose a la ligera sus comentarios".
Asimismo, aconseja que cada cierto tiempo en la casa se hable el tema del matonaje, preguntando a quién molestan en el colegio, y qué hace el niño ante tales situaciones. "Además, hay que reforzarle otras amistades, invitándolas a la casa para que no se aísle".
Papel de los escolares
2 Aunque hay alumnos que tratan de ayudar a la víctima, la mayoría no actúa de esta manera. "Los compañeros en general saben quién es el matón del curso, y la mayoría de las veces no se atreven a hablar para no terminar siendo víctimas, lo que genera un círculo vicioso", explica la psicóloga Claudia Romagnoli.
Por eso Lecannelier señala que deben promoverse comportamientos más colaborativos con los otros para que se vuelva popular en el establecimiento el hecho de solidarizar con los menos aventajados y que no esté permitido humillar a los compañeros. Los colegios con énfasis en la solidaridad tienen mejores resultados. Además, las prácticas de mediación son aconsejables (ver nota).
La psiquiatra infanto-juvenil Luz María Muñoz, del Instituto Neuropsiquiátrico de Chile (INC), agrega que se debe involucrar a todos los escolares para buscar en conjunto soluciones y construir manuales de anti "bullying" en un consenso con la comunidad.
Profesores son clave
3 "Las intervenciones en las salas de clases suelen ser las más efectivas, porque los docentes cumplen un rol fundamental para frenar la agresividad", afirma el psicólogo Felipe Lecannelier.
Según el experto, los docentes deben identificar el problema, observando qué tipo de violencia se da. Luego, hay que ver qué hay detrás del comportamiento.
Para intervenir en la sala de clase se pueden realizar actividades para debatir el tema, como ver películas sobre violencia y realizar prácticas de psicodrama, para que los escolares comenten lo que significa experimentar una agresión. "Esto sirve para que los alumnos se imaginen cómo ayudarían a otro menor, o se pongan en su lugar. También es positivo que el profesor diga a principios de año que quiere que todos se sientan integrados en el curso, y que pregunte qué ideas se les ocurren a los alumnos para lograr un buen clima de convivencia", sentencia la psicóloga Romagnoli.
La psiquiatra Luz María Muñoz, agrega que los profesores, orientadores y auxiliares deben realizar una supervisión, para intervenir cuando surja la agresión, durante los recreos, e incluso cuando van al baño. "Si ven agresión, deben acercarse y preguntar qué está pasando".
ESTADÍSTICAS
EL 42,6% de la violencia que describen los escolares es psicológica y el 29,7 de tipo físico.
La mediación es una buena salida
Saber solucionar los conflictos a través del diálogo sin llegar a expresar la violencia es clave, según señala Cristina Ravazzola, psiquiatra argentina de la U. de Buenos Aires y experta en violencia escolar.
"Cuando el repudio a los actos violentos viene de parte de los propios compañeros del victimario es mucho más efectivo frenar la agresividad", enfatiza la especialista.
Por eso la mediación entre pares, donde los profesores identifican a los líderes positivos de un curso para que aprendan a solucionar conflictos en el momento en que se generan, puede ser una buena alternativa. Pero no la única. La mediación a través de profesores o adultos que trabajan en el colegio también es común.
"Otro punto importante es que es necesario que ambas partes estén de acuerdo en quién va a mediar", agrega René Donoso, jefe de la unidad de apoyo a la transversalidad del Ministerio de Educación (Mineduc).
En el país ya se están tomando cartas en el asunto. Desde el 2004 que la mediación se empezó a ver como una estrategia a seguir por parte del Mineduc. Para ello ya se ha capacitado a 1.500 inspectores, orientadores, bibliotecarios y profesores de escuelas de todo el país, gracias al apoyo de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile.
Hasta el momento, ya son cerca de 50 los establecimientos educacionales que trabajan con esta modalidad -ya sea con una mediación entre pares o a través de adultos-, y la idea es que cada vez sean más.